Las desgracias de los cambios en educación, ahora en parvularia

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La Santa Eucaristía fue presidida por el sacerdote Fernández, quien estuvo acompañado de amigos y familiares. Fotos EDH / MAURICIO C??CERES

Por Por Ricardo Chacón *

2014-01-25 6:04:00

En la vorágine informativa que vivimos, me parece que pasó inadvertida una nota sobre educación parvularia, publicada por El Diario de Hoy, el viernes pasado. Se trata de los cambios que ha puesto en marcha el Ministerio en la educación parvularia; no sé si exagero o dramatizo, lo cierto es que quedé escandalizado por las modificaciones que, apresuradamente, se han echado andar, entre otras, impulsar la educación abierta, lúdica, donde el juego ejerce un papel preponderante.

Sin duda, al igual que en otras áreas de la vida nacional, las medidas constituyen una improvisación que no llevará a ninguna parte, sino más bien, a perder recursos y calidad en la educación. En primer lugar no han capacitado al cuerpo docente, se carece de una legislación adecuada y moderna, no hay un plan a mediano y largo plazo para la formación parvularia, sólo para mencionar algunas de las deficiencias que encontramos en el proyecto del gobierno.

Antes de continuar y sin ánimo de herir susceptibilidades, quiero plantear dos vertientes elementales: una, la educación inicial o parvularia es fundamental, esencial, clave para el desarrollo no sólo de las personas sino también para ingresar a la educación primaria, media y superior, y dos, la educación inicial requiere de cambios y cambios profundos que modifiquen lo hecho hasta ahora en El Salvador, lo que implica nuevas y mejores técnicas pedagógicas, un currículo moderno y adecuado y, por supuesto, profesores bien formados para echar andar los cambios.

He querido señalar estas ideas para evitar que, no solo los de mente obtusa digan que estoy en contra de los cambios que impulsa en la actualidad el gobierno “del cambio” del FMLN, sino además porque estoy convencido que la educación parvularia, como también la primaria, básica y la superior, deben ser modificadas a fondo, pero con una visión inteligente de mediano y largo plazo.

Tal como lo señalan diversos estudiosos del tema, “la educación infantil contribuye al desarrollo integral del alumno y coadyuva a una mejor adaptación del alumno a la vida colectiva. La gran demanda de los padres se ve respondida por una educación que, además, garantiza la atención y el cuidado de sus hijos: La escuela infantil es, después de la familia, el agente educativo idóneo por el alto grado evolutivo alcanzado como institución educadora, y es también uno de los principales elementos de protección de la infancia”. Así de simple.

Y no es que me escandalice porque los párvulos desarrollen pedagogías más lúdicas, abiertas e inclusivas, incluso que no aprendan a leer ni a escribir, como sucede en Alemania donde los niños entre tres y seis años están inscritos en los llamados kindergartens, instituciones que, al parecer, carecen de un currículo formal establecido.

Se trata de educación de carácter informal aunque con una clara orientación educativa en la que enfatiza en el juego y en la convivencia con otros niños, bajo la supervisión de tutores especializados, incluso los niños apenas se inician en la lectura o en la escritura, ya que la educación es prácticamente lúdica o de juegos. O, como ocurre en España, donde la educación infantil constituye el primer nivel del sistema educativo y se configura como una etapa con identidad propia que atiende a niños desde su nacimiento hasta los seis años. O, como ocurre en Francia, la educación preelemental tiene lugar en la “école maternelle”, que admite a niños entre tres y seis años. Sin ser una etapa obligatoria del sistema escolar francés, es frecuentada por la mayoría de niños desde los tres años en adelante.

El éxito de los programas parvularios en estos países, estriba en que desarrollan una educación vinculada de manera estrecha con el resto del proceso educativo, en el que los maestros que atienden a los menores son largamente formados y entrenados para el ejercicio especializado de su labor. Se busca, sobre todo, “formar” las bases para que los menores entren con facilidad al ámbito de la educación integral.

Insisto, esto forma parte de una metodología educativa con alcances de mediano y largo plazo, diferente a lo que hallamos en nuestro medio, donde los cambios no solo son atropellados, sino que también carecen de una visión a futuro, profesores bien formados, y no cuentan con la infraestructura y los recursos necesarios para que el juego sea una herramienta didáctica eficaz.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com