Urge una política integral ganadera

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Toscanini en el partido de ayer ante Santa Tecla. Foto EDH / Jorge Reyes.

Por Por Ricardo Esmahan*

2013-11-25 5:03:00

La ganadería en El Salvador es en su mayoría de doble propósito: producción de leche y de carne. Según datos del IV Censo Agropecuario 2007-2008, el sector de producción bovina estaba conformado por 59,462 ganaderías, de las cuales el 58% corresponde a ganaderías de subsistencia, por lo que sólo 29,969 son explotaciones para la producción comercial de leche o carne.

De acuerdo a información del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) la ganadería constituye el principal generador de empleo del sector agropecuario, aportando 160 mil puestos de trabajo directo en el año 2011. El Banco Central de Reserva de El Salvador, para ese mismo año, indica que la ganadería se posiciona como segundo rubro después de los granos básicos, aportando un 17% al Producto Interno Bruto Agropecuario (PIBA).

Para el año 2012, el hato ganadero fue de 1.2 millones de cabezas, mostrando un decrecimiento del 11% con respecto al año anterior. Es importante destacar, que en los últimos 10 años el comportamiento de hato ganadero ha tenido dos momentos: uno de tendencia creciente que va del 2000 al 2008, en el cual el hato pasó de 1.0 a 1.4 millones de cabezas, y el segundo momento que fue de reducción, pasando de 1.3 a 1.1 millones de cabezas, del 2009 al 2012.

por otra parte, la leche pasteurizada y los productos lácteos los producen tres tipos de procesadores: artesanales, semi-industriales e industriales. Existen 433 procesadores de lácteos, de los cuales, 8 son considerados industriales, 40 semi-industriales y los 385 restantes son procesadores artesanales.

La producción de leche ha tenido este año una tasa de crecimiento del 6% con respecto al año anterior, y en los últimos 10 años la tendencia ha sido creciente llegando a alcanzar su máximo en el año 2009 con 541 millones de litros de leche; sin embargo, a partir del 2010 ha mostrado una tendencia decreciente.

Por su parte, en los últimos 10 años la producción de carne bovina ha mostrado una tendencia decreciente, pasando en el período de 75.5 a 51.7 millones de libras de carne producidas del 2000 al 2011. En el 2011 se tuvo la menor producción.

La información del MAG indica que en el año 2011 se importó un volumen de 19.2 millones de kilogramos de carne bovina, valorados en más de 70 millones de dólares, cuya procedencia en un 90% es de Nicaragua. Al compararla con el año 2005 la importación de carne de res se ha duplicado.

Este comportamiento de la producción de carne y leche es el resultado de la falta de una política coherente de desarrollo ganadero, con una visión de largo plazo, que incluya un soporte gubernamental para mejoramiento genético, nutrición animal, sanidad animal, acceso al financiamiento, mejoramiento de la comercialización, fortalecimiento de la institucionalidad, seguridad en el campo, modernización de la asistencia técnica y la disposición de una infraestructura productiva como rastros y centros de acopio.

Otro aspecto de vital importancia para una política ganadera que debería rescatarse, es la asistencia técnica especializada por medio del Convenio CENTA-PROLECHE, que fue desmantelado por este gobierno. El Convenio permitió orientar a los ganaderos en el incremento de la productividad del hato, así como apoyo con semilla y pasto mejorado.

Finalmente se requiere fortalecer los servicios veterinarios del MAG, tomando como base el proceso PVS de la Organización Mundial de Sanidad Animal, una buena herramienta para la evaluación de los servicios veterinarios utilizada en muchos países con la finalidad de mejorar la sanidad animal y consecuentemente la salud pública. Indispensable también es el cumplimiento de las medidas sanitarias que están instituidas a nivel nacional, regional e internacional.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

resmahan@hotmail.com