¡Volarás, volarás, volarás!

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Expertos se reunieron durante tres días durante octubre. Foto EDH / Cortesía Iepes

Por Por Cristina López G.*

2013-11-02 6:00:00

Muchos recordarán haber crecido con los clásicos de Walt Disney. Entre ellos, uno de los más fascinantes era Peter Pan, el niño volador que no creció jamás y cuya historia tenía de fondo la inolvidable canción “¡Volarás, volarás, volarás!”. La letra nos repetía a los televidentes ilusionados: “Si acaso quieres volar, piensa en algo encantador”. Algunos de estos televidentes todavía recordamos la canción con nostalgia. Otros, se hicieron grandes y se convirtieron en presidentes. Para volar, ya no hace falta pensar en algo encantador, sino contar con un par de millones del presupuesto del Estado y no tener concepción de las prioridades.

Dejando atónitos a quienes lo vimos llorar hace unos años por las víctimas del Mozote, el Presidente Funes en un acto más de incoherencia, ha decidido reforzar las fuerzas militares del país con la compra de aviones de guerra. El hecho que tenga el apoyo de los tres principales candidatos a la presidencia no convierte en buena una pésima idea, sólo pone en duda el razonamiento de los tres principales contendientes. La erogación de 10 millones de dólares no ha tenido mayor justificación que “un simple tema de balance regional”. Ojalá el Presidente haya consultado estudios a los que el resto de la ciudadanía no ha tenido acceso y que demuestran alguna correlación positiva entre aumentos de gasto militar y aumentos del índice de desarrollo humano del país, pues de lo contrario, no hay argumento de peso que pueda justificar esta mala inversión.

Si es tan importante el balance con la región, ¿por qué no buscar un balance con Costa Rica? No en las fuerzas militares, pues desde 1948 dicho país no cuenta con ejército, sino en su competitividad. Subió siete posiciones en el índice del Banco Mundial “Doing Business”, mientras que El Salvador bajó cinco.

Nada hace por aumentar la confianza en el más reciente proyecto volador del Presidente el hecho que se da en el contexto de recientes metidas de pata diplomáticas, producto de los exabruptos del ministro de Defensa con relación a las provocaciones con Honduras relativas a la isla Conejo. Sin embargo, en lugar de buscar limar asperezas a través de políticas de verdadera integración con las vecinas naciones centroamericanas, se derrochan fondos que el país no tiene para sembrar hostilidad.

Sería menos importante armarse hasta los dientes para “defender la soberanía” amenazada por provocaciones vecinas si se apostara por la integración centroamericana. La de verdad, la soñada por Morazán, no la cursi que adorna discursos y sirve de excusa para justificar la existencia de organismos burocráticos.

Integración centroamericana que haría volar realmente a nuestros países en la vía del desarrollo y que se traduce en mayor facilidad en el tránsito de personas (parecida a la que se goza en la Unión Europea), estandarización de leyes tributarias, facilidades para la apertura de negocios regionales, simplificación de los trámites de residencia para los inmigrantes centroamericanos que deseen trabajar en el país.

En fin, todas las condiciones que faciliten en la mayor manera posible intercambios amistosos entre las naciones. Es el fomento del intercambio la mejor manera de garantizar la paz y mejorar la competitividad del país a nivel mundial, y no la amedrentación bélica. Como bien dijera Otto T. Mallery, “si los bienes de intercambio no lo hacen, son las tropas las que cruzan las fronteras”.

*Lic. en Derecho.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg