La iniciativa privada en los tiempos del cólera

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Diputados del FMLN piden no depositarles bono en sus cuentas de banco. foto edh / jorge reyes

Por Por Guillermo Miranda Cuestas*

2013-11-28 6:01:00

Mis últimas columnas han dibujado un país sombrío y equiparable a aquella demoledora frase de “moridero de pobres” que García Márquez patentó en su obra y con la que titulo parcialmente el presente artículo. No obstante los momentos dramáticos que continúa atravesando El Salvador, los medianos espacios de libertades han permitido echar a andar ese motor que conduce a las sociedades hacia su bienestar: la iniciativa privada. Las siguientes líneas abordan tres casos que confirman la enorme capacidad de los seres humanos –y de manera particular de los salvadoreños– en la generación de conocimiento, de productividad y de desarrollo sostenible.

Respecto a la generación de conocimiento, los 1,191 graduados de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) son una evidencia contundente de los alcances de transformación y superación de las personas. Entre economistas y abogados –y en unos meses se sumarán los primeros ingenieros–, la mayoría de los profesionales de la ESEN, puntualmente dos de cada tres graduados, asumieron créditos educativos facilitados por dicha institución o entraron al programa de becas creado por la misma. El principal respaldo de quienes acceden a este tipo de financiamiento se reduce a una decisión invaluable y personal: la de creer en uno mismo. De hecho, la misma ESEN bajo su consigna “oportunidades para todos” ha decidido creer y atraer a jóvenes del sistema de educación pública que, pese a las dificultades que dicho sistema enfrenta, están convencidos que pueden y deben asumir el reto de la excelencia académica. Con ello se ha producido una dinámica de movilidad social irrefutable, transformando así la vida de cientos de salvadoreños y las de su grupo familiar.

En cuanto a la generación de productividad, he decidido rescatar el ejemplo de un terreno minado para los que no creen en la iniciativa privada, el terreno de la globalización. Cuando se habla de las ventajas comparativas que los países deben aprovechar en el mercado global, no falta quienes desprecian la capacidad de los tercermundistas en brindar valor agregado a sus productos. Sin embargo, en los últimos tres años la transnacional sudafricana SABMiller ha destacado que entre sus más de 150 plantas instaladas en cuatro continentes alrededor del mundo, la planta de Industrias La Constancia en El Salvador ocupa la primera posición en eficiencia. Los artífices de dicha productividad no son los ejecutivos de países desarrollados, sino salvadoreños conscientes de su potencial y dispuestos a maximizarlo en beneficio propio, de sus familias y en consecuencia del país.

Finalmente, la generación de desarrollo sostenible se ejemplifica en el municipio de Caluco, que en 2005 fue ubicado como el quinto más pobre del país. ¿Cómo pasó este municipio de tener una limitada oferta agrícola de maíz y frijol a producir otros bienes como cilantro o rábano que requieren de una mayor tecnificación? ¿Cómo incrementó su conectividad interna y el acceso a servicios básicos? Desde 2007, el programa de Fortalecimiento y Acción Social (FORTAS) de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) se ha centrado en potenciar las capacidades de Caluco con el apoyo del gobierno local y de cooperantes nacionales e internacionales. Bajo el “Modelo de Concentración e Integración de Esfuerzos”, FORTAS ha provocado en sus habitantes el consenso de un rumbo estratégico propio y el fortalecimiento en la gestión de proyectos públicos y privados. Dicho modelo ha recibido reconocimientos internacionales por contribuir a alcanzar lo todavía inalcanzable por muchas personas en este planeta, salir de la pobreza.

Con estos casos no pretendo tejer una cortina de maniqueísmo entre un sector privado lleno de bondades y un sector público plagado de corrupción. También existe corrupción en el sector privado y también existen bondades en el sector público. De hecho, como se demuestra en Caluco, la colaboración entre ambos es crucial. De allí que casos como los de la ESEN, Industrias La Constancia o el programa FORTAS alienten a creer que construir un mejor El Salvador, aun en los tiempos del cólera originado por la impunidad, la violencia y el cinismo rutinario, es posible.

Colaborador de El Diario de Hoy.

@Guillermo_MC_