¿Estado de bienestar?

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. FOTO EDH/Archivo

Por Por María A. de López Andreu*

2013-11-08 5:00:00

Por supuesto, se han enterado de las ocurrencias del tontito de Maduro: el pajarito parlanchín, la imagen de Chávez que se aparece como lo hizo la Virgen de Guadalupe (Ella sobre una tilma, él sobre un muro), el nombramiento de Chávez como Comandante Eterno, la instauración del Día del Amor a Chávez, la creación de un Viceministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo y quién sabe cuántas ridiculeces más.

Son eventos incomprensibles, vistos a la luz de la razón, pero útiles para eternizarse en el poder. Utilizan la democracia para accederlo y, una vez instalados, se apropian de las instituciones para destruirlas y rehacerlas a su conveniencia. ¡Y ya nadie les bajará de allí!

Los aspirantes a dictadorzuelos que tenemos en nuestra tierra, han aprendido la lección; están hilando fino para que el 02/02/2014, haya salvadoreños víctimas del engaño. Porque desde hace meses, la alianza gobierno/FMLN/Alba/Unidad, ha preparado el terreno para tener nuestras instituciones en sus manos. Y durante la larguísima y excesiva campaña para las elecciones presidenciales, regalan de todo a manos llenas, ¿Cuándo caeremos en la cuenta que esa “regaladera” terminará el 03/02/2014?

Porque, si el FMLN gana las elecciones (¡El Divino Salvador nos libre!) ya no necesitará seguir comprando votos. Con mayor razón cuando pierdan. Lo urgente es darnos cuenta cómo han despilfarrado el caudal de dólares que han recibido, pero no han logrado sacar de la pobreza ni a uno solo de los salvadoreños. (Ojo: los salvadoreños que no están en el gobierno, ni son parientes de esos funcionarios, ni son militantes vip del FMLN).

“Crearemos un Estado de bienestar”, nos dice el multifacético candidato Sánchez Cerén. (Multifacético porque es vicepresidente de la República, candidato por el FMLN, promotor del consorcio ALBA, profesor que asesina el lenguaje cada vez que abre la boca y muchas otras cosillas que no menciono, por respeto a este querido periódico que me honra con este espacio –no sea que el TSE lo multe–. Pero usted puede acceder a Internet y verá los encabezados que le mencionan).

El “Estado de bienestar”, según el Diccionario Económico (digital) se entiende como “el conjunto de actividades desarrolladas por los gobiernos que guardan relación con la búsqueda de finalidades sociales y redistributivas a través de los presupuestos del Estado”. Y lo hace desarrollando la seguridad social en cuatro frentes: transferencias en dinero (como subsidios de desempleo o vejez), cuidados sanitarios (sistema de salud universal y gratuito), servicios de educación (garantizar el acceso al conocimiento de todos los ciudadanos) y provisión de vivienda, alimentación y otros servicios asistenciales. Es decir, nada nuevo; ya lo tenemos, imperfectamente. Pero ahora, además, se le da la interpretación del loquito de Maduro: todo salvadoreño vivirá pleno de dicha. ¡Ajá!

¿Estado de bienestar? No, eso no funciona. Lo que necesitamos es regresar a la responsabilidad individual: cada quien vela por sí y por los suyos y se proporciona lo indispensable –y por un período de tiempo predeterminado– solamente a quienes no pueden valerse por sí mismos ni tiene familiares que les apoyen.

El Estado de bienestar solamente logra parásitos y termina destruyendo estados. No nos creamos las maravillas que Sánchez Cerén diga o “haiga escribido”; veamos quién es y lo que ha hecho. Pensemos que nuestros descendientes no merecen el castigo de elegir para ellos a un presidente semejante.

*Columnista de El Diario de Hoy.