Dibuja – Piensa – Actúa

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La calle es de tierra y no ha recibido mantenimiento de la alcaldía. foto edh / milton jaco

Por Por Guillermo Miranda Cuestas*

2013-11-15 6:03:00

La actual generación de jóvenes sufre las malas decisiones que tomaron generaciones anteriores. Por ejemplo, como si se tratase de una especie de orden natural, los nacidos en los ochentas hemos enfrentado una lamentable realidad: la Corte de Cuentas de este país, que controla el uso honesto de los impuestos de los salvadoreños, ha sido conducida por dirigentes de los mismos partidos políticos que pretenden administrar dichos impuestos. Sentado ese nefasto precedente, cuatro jueces de la Sala de lo Constitucional se decidieron por el cambio y a inicios de 2013 ordenaron a los diputados abandonar ese aparente orden natural –en adelante “status quo” — y realizar una nueva elección de magistrados de Corte de Cuentas apegada a la transparencia, a la idoneidad y a la independencia de estructuras partidarias. De allí que, ante la resistencia al cambio por parte de los beneficiarios del status quo, la elección tuvo que repetirse tres veces. Los jóvenes no debemos seguir pagando las malas decisiones de líderes irresponsables del pasado, por lo que urge cambiar la realidad y edificar un futuro más digno. Para ello, propongo tres herramientas de cambio: dibujar el cuadro completo, pensar a futuro y actuar al respecto.

Dibujar el cuadro completo es agrupar y relacionar la mayor cantidad de hechos relevantes. Un hecho relevante es que los salvadoreños sabemos poco; poco sobre el origen del dinero de los partidos políticos; poco sobre carreteras, hospitales o represas que estuvieron o continúan paralizadas; poco sobre cómo los candidatos financiarían sus promesas de campaña, y nada sobre cuánto gasta la presidencia de la República en publicidad o los nombres y salarios de los asesores legislativos. Otro hecho relevante: estos mismos funcionarios que niegan información pública exigen transparencia y justicia en el caso de la geotermia de manera parcial. De hecho, el presidente de la República ha confundido su rol con el de un juez de la República y ya aseveró que las personas acusadas efectivamente han robado, como si la presunción de inocencia fuera tan etérea como su compromiso de transparentar los gastos de su despacho.

Un tercer hecho relevante: la agilidad del fiscal por abrir el caso CEL-ENEL-INE contrasta con que no existe acusación alguna sobre lo sucedido en 2006, cuando el gobierno traspasó acciones de la geotermia a la empresa privada INE. Tampoco ha actuado el fiscal en contra del líder sindical que amenazó la integridad física de los magistrados de la Sala de lo Constitucional ante las cámaras ni contra el diputado cuyo viaje a España presenta contundentes indicios de falsedad según la investigación de un reconocido periódico digital. Que las instancias correspondientes busquen la verdad es necesario y obligatorio; que la busquen a medias y de forma selectiva es injusto y arbitrario. Esos son algunos de los hechos que completan el cuadro, la relación entre ellos es más subjetiva, menos clara y requiere de intuición y de más líneas. Continuemos.

Pensar a futuro es medir las consecuencias de cada posible precedente. Que las instituciones estatales se dediquen a abrir expedientes de unos casos y engavetar expedientes de otros –castigo para unos e impunidad para otros– tiene graves consecuencias. ¿Qué ocurrirá cuando este precedente se vuelva norma por costumbre y en cada campaña electoral se utilice la fiscalía de esta forma? Basta de pensar en si serán las derechas o las izquierdas las defendidas o las atacadas, ya ha quedado en evidencia que una repite los vicios de la otra con poco pudor. ¿Qué pasará entonces en el escenario recién descrito? La respuesta es tan incierta como lo es cualquier situación de inestabilidad política.

Finalmente, actuar es compartir el cuadro y el futuro que este encierra. Es decir, difundir la idea, no predicarla como dogma, sino sentarse, discutir, escuchar y hacerse escuchar. Si se hace bien, el mensaje puede tomar fuerza y obligar a los tomadores de decisiones a renunciar al aparente orden natural de instrumentalizar las instituciones; y quizá con ello, se producirá el cambio deseado y se evitará que desde ahora se condene el bienestar de los que nos queda una vida por delante y de los que aún no la empiezan. ¡Actuemos salvadoreños!

*Colaborador de El Diario de Hoy. Guillermo_MC_