¿Una computadora por niño?

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Por María A. de López Andreu* *Columnista de El Diario de Hoy.

2013-10-25 6:03:00

Mi compadre ama su profesión y dedica gran parte de su tiempo a la docencia universitaria, formando excelentes profesionales. Siendo él un padre y abuelo ejemplares, también inculca en sus alumnos valores éticos y morales que les servirán de brújula para toda su vida. Y, a pesar de que mi compadre ya acumula varias décadas encima, se mantiene actualizado en todas las áreas, incluyendo las nuevas tecnologías, ya que eso constituye parte de su deber como catedrático.

Sin embargo, él mantiene una seria preocupación: que muchos de sus alumnos viven una vida “virtual”, mientras la vida “real” les pasa por encima sin darse cuenta. Siendo mi compadre un excelente maestro, programa actividades fuera del aula en las que deben afrontar y resolver problemas verdaderos, cuya respuesta no está en una computadora, sino en la inteligencia, inventiva, responsabilidad y actitud de cada uno de los futuros profesionales. ¿Cuántos maestros así tenemos?

Paralelamente, una querida amiga, dedicada en USA a la docencia, me envió un artículo muy interesante (reproducido del periódico Le Monde) que reafirma la preocupación que ella y mi compadre comparten.

Informa el artículo que The Waldorf School of Peninsula (California) es una escuela privada donde el 75% de sus alumnos son hijos de ingenieros que trabajan en el Silicon Valley, dedicados a las nuevas tecnologías. Sin embargo, en esta escuela se aprende a sumar y a restar dibujando o saltando a la cuerda; “a la antigua”, ¡sin tecnología! Las computadoras se adjudican al alumnado después de cumplir 13 años.

La preferencia de estos padres de familia por este tipo de educación llamó la atención a Le Monde, que entrevistó a Pierre Laurent sobre el tema. Dijo que eligió esta escuela porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana. “La computadora no es más que una herramienta. Quien sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos”, dijo. “Para aprender a escribir, es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje. DISMINUYE LAS EXPERIENCIAS FÍSICAS Y EMOCIONALES”. (Exactamente la misma preocupación de mi compadre).

Laurent no considera una desventaja para los niños el que accedan más tarde a las computadoras. Añade que, por su experiencia en Microsoft, sabe que cada vez se desarrollan software más fáciles de usar, por lo que rápidamente, llegado el momento adecuado, se pondrán al día en computación.

Volviendo a nuestro país y a las promesas de campaña, es necesario que los planes educativos, en los que estamos tan mal, sean debidamente evaluados. Ya alguien mencionó que “tenemos los ignorantes mejor vestidos de la región”, porque se creyó que “educación” es el reparto de uniformes. (Eso debió ser responsabilidad de la todopoderosa Secretaría de Inclusión Social, no del Ministerio de Educación.) ¿Tendremos iguales resultados regalando computadoras a granel?

El Salvador tiene un único recurso: nosotros, los salvadoreños. Por consiguiente, debemos hacer todos los esfuerzos para que seamos todos cada día mejores personas, más educadas y productivas. Que, como dice mi compadre, sepamos resolver problemas reales y no vivamos virtualmente.

Las nuevas tecnologías son indispensables, pero todo a su tiempo, cuando los alumnos ya sepan leer, escribir, sumar y restar correctamente, no antes. Definamos cómo convertiremos a El Salvador en un país verdaderamente educado.