El “ride”

descripción de la imagen
Ernesto Gutiérrez, de la Cámara de Comercio, flanqueado por funcionarios japoneses en San Salvador. foto edh / cortesía

Por Por Marvin Galeas *

2013-09-04 8:00:00

En análisis de Joaquín Villalobos titulado una revolución anti-oligárquica en la derecha, escrito en total y desafortunado apoyo a la candidatura de Tony Saca, adolece de otro problema de fondo: partir del hecho de que en El Salvador un grupo de “familias” crueles que no duda en asesinar a cualquiera para mantener sus privilegios es la derecha. O al menos eso es lo que se entiende de su escrito.

El otro error ya lo había señalado en mi columna del jueves pasado: Villalobos en sus análisis muy pocas veces toma en cuenta el sentimiento popular. Para él, la historia está definida únicamente por las élites. La gente no cuenta. Sólo es como una multitud de extras que se mueven de acuerdo al libreto de una película. Las élites ciertamente juegan un papel, pero nadie podría negar la influencia poderosa y definitiva de los pueblos en el desarrollo de los acontecimientos históricos.

Ciertamente en el pasado, durante los gobiernos encabezados por militares y durante la guerra, hubo crímenes repudiables como asesinatos de periodistas, monjas, sacerdotes, maestros, estudiantes, campesinos. Los asesinados suman millares. Nadie puede negar esas atrocidades. El Salvador fue, de hecho, el último y más candente escenario de la Guerra Fría.

Fue en ese marco que los grupos supernumerarios de los desaparecidos cuerpos de seguridad, orientados a la lucha anticomunista brutal, desarrollaron una perversa estrategia basada en crímenes violentos y masivos. Es probable que también hayan existido grupos de civiles que hayan integrado o financiado grupos paramilitares para asesinar a sospechosos de comunistas. Pero es imposible que estos últimos grupos tuvieran los recursos y la capacidad logística para asesinar a decenas de miles de personas.

Si Villalobos tiene evidencia contundente, como parece tenerla, que hay “familias” que ordenaron y ejecutaron ese genocidio, lo menos que pudiera hacer es mencionarlas. Eso es importante sobre todo porque las vincula a la conducción de un partido político (ARENA) para de manera maniquea, afirmar que “El fin del miedo ha abierto una lucha entre un capitalismo oligárquico y un capitalismo meritocrático de orígenes más populares, con mayor sensibilidad social y arraigo local”.

Obviamente que ese capitalismo meritocrático para Villalobos lo encarnaría Saca. (Telón piadoso). Eso de las familias crueles y sádicas es una verdadera narrativa de miedo. La siguiente frase de Villalobos en ese sentido es de antología: “Si ARENA gana en el 2014, los poderes oligárquicos afianzarán su hegemonía económica, buscarán debilitar a los poderes económicos emergentes, abandonarán los programas sociales y continuarán desmantelando al Estado”.

La verdad es que una vez que las antiguas familias oligárquicas ligadas a la caficultura se fueron debilitando producto de nuevos competidores y otros factores como la guerra, emergieron nuevos grupos empresariales ligados sobre todo al comercio, la industria y los servicios. Estos grupos necesitan de poderes económicos emergentes, de vigorosas y abundantes clases medias para vender sus automóviles, llenar sus almacenes, centros comerciales, súper mercados. Éste no es El Salvador de los años veinte, el de los barones del café y las fichas de finca.

Además ¿qué es lo que hay que desmantelar del Estado salvadoreño? Una investigación sería sobre CEL, por ejemplo, revelaría muchas sorpresas, algunas no muy agradables para Villalobos, sobre todo por la relación de esta autónoma con los capitales emergentes.

¿Puede Villalobos desmentir que durante los tres primeros gobiernos de ARENA la pobreza en El Salvador sufrió una drástica disminución y que se ensanchó la clase media? ¿Puede Villalobos negar que a partir de 2006 bajo el gobierno de Saca, la pobreza comenzó nuevamente aumentar?

Leyendo el desafortunado artículo de Joaquín y conociendo su inteligencia aventuro una tesis: Joaquín Villalobos no cree en lo que el mismo escribe sobre Tony Saca. Lo que ha visto es un movimiento que tiene medios de comunicación, dinero, cierta popularidad, alguna estructura y voluntad de poder, que lo hace ideal para buscar un “ride” al poder. Me refiero a una buena bancada para las elecciones de 2015.

En el pasado un mal entendido y peor practicado pragmatismo llevó a Villalobos a alianzas que terminaron en el ridículo. Me parece que esta vez la historia se repetirá.

* Columnista de El Diario de Hoy.