Política, Economía, Seguridad, Paz y Libertad

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elsalvador.com

Por Por Julia Regina de Cardenal*

2013-08-28 6:02:00

Actualmente la sociedad se ve impactada por el declive económico, la falta de seguridad y la inestabilidad política. Algunos políticos siguen la agenda de ciertos grupos internacionales poderosos para debilitar a la familia por intereses mezquinos, mientras otros cierran los ojos ante esta grave realidad, sin querer ver cómo esto nos afecta de manera negativa concentrándose en otros asuntos que consideran más importantes.

Por desgracia hay muy pocos políticos que sí perciben con claridad la importancia de invertir y desarrollar políticas públicas con enfoque de familia para resolver la crisis social, económica y política.

Expertos líderes pro-familia alrededor del mundo, incluyendo excomunistas rusos, psicólogos, sociólogos, antropólogos, economistas, religiosos, juristas, educadores, padres de familia y jóvenes se han puesto de acuerdo en la necesidad de comenzar a restaurar la familia, célula básica de la sociedad. Los mejores especialistas de Oriente y Occidente analizan el descenso y envejecimiento de la población y los efectos de la familia en el desarrollo económico.

El Dr. Patrick Fagan, psicólogo, terapeuta de la familia y especialista en estudios sobre sexualidad y matrimonio; consejero de varios senadores y en la Casa Blanca y dirigente del Departamento de investigaciones sobre Religión y Familia en el Consejo de Investigación de la Familia en Washington, explica que invertir en la familia es como invertir en agricultura: Para que la cosecha sea buena es necesario que la semilla sea buena. En el caso de la familia, la calidad de la semilla depende de la calidad y estabilidad del matrimonio.

En el desarrollo económico considera cuatro factores: el crecimiento poblacional, el capital humano, la tecnología y el capital financiero. El crecimiento poblacional y capital humano producen las variaciones más importantes e impacto en las tasas de crecimiento económico. En EE.UU. ha habido una brutal caída en el promedio de hijos por pareja en 130 años, bajando de 2.3 a 1.4, es decir por abajo del nivel de reemplazo que es de 2.1. Las nuevas generaciones son menos calificadas que sus padres y abuelos, la contribución humana al Producto Interno Bruto ha decrecido.

A pesar de que el trabajo del hogar se ha desvalorado, está comprobado que una madre dedicada al cuidado de sus hijos realiza una enorme contribución a la economía. También se ha comprobado, que un hombre casado que vive con su esposa tiene una productividad promedio 27% superior a la de un soltero. Todos los gráficos muestran que, a partir de los años 60, en EE. UU., debido a la disminución del matrimonio y aumento de la cohabitación y divorcio, cayó en forma dramática la productividad. Otros estudios muestran que el divorcio es responsable de reducir la tasa de crecimiento anual de EE. UU. en 1/6 cada año.

Los intentos por redefinir la familia y el matrimonio dañan especialmente a los niños. Los hijos de uniones que no están basadas en el matrimonio natural han crecido y hablan de sus problemas y traumas en las redes sociales y otros medios de comunicación. Los hijos no son una posesión de adultos para satisfacer sus deseos como si fueran mascotas. Se debe de proteger la institución del matrimonio natural para que los hijos crezcan en ambientes sanos y tengan mejores oportunidades y sean personas que aporten positivamente a la sociedad.

Necesitamos políticos conscientes en trabajar por el fortalecimiento de la familia, promoviendo el matrimonio como garantía de protección para la prole. Una familia feliz y sólida hace una economía sana, una sociedad fuerte, segura y respetuosa de la libertad y los derechos humanos.

*Columnista de El Diario de Hoy.