El lenguaje también es importante

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Carlos Rodolfo Linares Ascencio retornará el lunes a su cargo como juez especializado de sentencia contra crimen organizado, con sede en Santa Ana. Foto EDH / Archivo

Por Por María A. de López Andreu*

2013-08-30 6:03:00

“Ya está ‘aperturado’ su nuevo crédito; usted podrá comprobarlo al ‘accesar’ a ‘lo que es’ su cuenta”, dijo con voz entrenada la ejecutiva bancaria, a quien solamente le faltó añadir buenos días, “todos y todas”. O, posiblemente, lo dijo, pero ya para entonces, cualquier cliente con alguna noción de la gramática habría caído en estado de coma. (¡Ni mencionar a don Carlos Alberto Saz, luchador incansable por la corrección del lenguaje!).

Pregunto: ¿desde cuándo el verbo “abrir” se convirtió en mala palabra y fue sustituido por el elegantísimo “aperturar”? (cuyo antónimo sería “cerradurar”).

Y, ¿por qué ha sido erradicado el verbo “acceder”, sustituyéndolo por “accesar”? (algo así como un galicismo, derivado del verbo “to access”).

Además, ¿cuál es la razón que nos impide mencionar cualquier lugar o cosa sin anteponerle un aristocrático “lo que es”?

Cierto que en nuestro país tenemos terribles y profundos problemas que resolver, en todas las áreas. Pero el buen hablar, como nos indica el licenciado Saz, es indispensable para mejorar. Melendo y otros grandes pensadores, destacan la importancia de la cadena leer- escribir-hablar-pensar, para el desarrollo de la inteligencia y la solución de problemas.

Abundan los profesionales de todas las ramas cuyo lenguaje (hablado y escrito) está a nivel de primer grado. Dirán que ingenieros, doctores o licenciados, deben enfocarse en ser buenos en su profesión y no en gramática. Se equivocan. Muchas personas importantes me han comentado que, al recibir un documento (oferta, propuesta, currículo o carta) mal redactado o con faltas de ortografía, pierden el enfoque sobre lo que les están diciendo, por meritorio que eso sea. Y no dudo en afirmar que, por leer tantos malos escritos, todos estamos perdiendo la buena ortografía que un día tuvimos, gracias a los buenos maestros de antaño.

Es vergonzosa la abundancia de funcionarios que se expresan pésimamente. Y son absolutamente intolerables las publicaciones oficiales, a campo pagado y página entera, plagados de faltas de redacción y peor ortografía. ¡Hasta en eso nos dan un malísimo ejemplo! Considero que, dado que las instituciones gubernamentales pagan muy generosamente a sus asesores (incluyendo a la esposa de un diputado, que asesoró “en imagen” a la fracción de GANA) podrían contratar, como parte del personal, a profesores de lenguaje ya jubilados que se hayan distinguido por sus conocimientos en el tema.

Y, ¿qué decir de algunos comunicadores? Pareciera que se han esmerado muchísimo en estudiar las poses que utilizan ante las cámaras, pero aturden con muletillas, frases hechas y palabras altisonantes que muchas veces no vienen al caso. En un país como el nuestro, tan carente de educación, los medios de comunicación constituyen una herramienta valiosísima para culturizarnos un poco. Desafortunadamente, nos está sucediendo lo contrario. ¿Ha tenido usted valor suficiente para soportar por más de un minuto los “espacios juveniles” que plagan nuestra televisión nacional? ¿O algunos programas (no todos) de charlas entre mujeres, que nos hacen quedar a las salvadoreñas como perfectas idiotas? Estoy de acuerdo en que no todo puede ser música clásica y conferencias sobre El Quijote, pero en otros países hay buenísimos programas de entretenimiento que, simultáneamente, culturizan.

Hay “funcionarios y funcionarias y comunicadores y comunicadoras” que deberían tener prohibido “accesar” a los medios de comunicación debido a que, en vez de “aperturar” “lo que es” la boca, mejor deberían “cerradurarla”.

*Columnista de El Diario de Hoy.