Enfrentamiento y desestabilización en la Corte

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La Sub 15 haciendo un buen papel en Islas Caimán. Foto EDH / Concacaf

Por Por Claudia Umaña Araujo*

2013-08-20 6:02:00

La pugna existente dentro de la Corte Suprema de Justicia amenaza al sistema democrático. Los políticos del Bloque, una vez más, han impulsado una crisis institucional con el ánimo de destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional. Esta es una estrategia que tiene como objetivo la toma de las instituciones democráticas con fines autoritarios.

Desde la perspectiva legal, con sólo leer la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, resulta evidente que los actos políticos como la elección de los funcionarios de segundo grado, no están dentro del ámbito de acción de la Sala de lo Contencioso Administrativo. Al admitir la demanda se ha cambiado la jurisprudencia sin mayor justificación. Asimismo se ha cometido un exceso al habérsela admitido fuera del plazo legal de 60 días, a un ciudadano que no tiene interés legítimo, ni directo en el caso. La Sala de lo Contencioso debe tener su parámetro de control de la ley secundaria y la Sala de lo Constitucional, de la Constitución. Se han ampliado, veladamente, las atribuciones de la Sala de lo Contencioso, convirtiéndose en una inmensa causa de inseguridad jurídica. Con esta pugna entre salas, los límites se han excedido y se está dañando el sistema de justicia.

No son asuntos de carácter técnico jurídicos; se está librando una batalla de poder. Miembros de sindicatos del Órgano Judicial han amenazado a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, el Bloque está defendiendo el nombramiento del magistrado presidente Padilla, vinculado al FMLN. En medio de esa vorágine se puede ver despilfarro de fondos del Estado, posibilidad de descongelar plazas y hacer gastos innecesarios incluyendo compras de vehículos. En rio revuelto…. Se vive en un país de alto endeudamiento, por lo que es imperativo trabajar con austeridad y evaluar formas para mejorar la gestión del presupuesto, con el fin de velar por la eficiencia de la justicia a favor de los ciudadanos. Con esta vía de ataque, mucho más sofisticada, los partidos del Bloque no han tenido que enfrentar el costo político de la situación.

Los abogados nos empantanamos en una serie de discusiones y debates sobre cuál de las posiciones es más sólida e inteligente en temas como las medidas cautelares controversiales, imparcialidad e independencia judicial, legitimidad del demandante, interés difuso y nulidades de pleno derecho. Este es un camino de aislamiento; se desconocen las repercusiones y efectos colaterales de lo que esta sucediendo. Otros lo ven como una pugna entre personalidades y egos, o un intento por lograr un acuerdo político en donde el resultado sea, si no se toca al presidente, no le pasa nada a los magistrados de la Sala de lo Constitucional.

Se está ante una nueva crisis del sistema de justicia, en donde la sociedad civil debe hacerse sentir presente con presión pública. La época electoral está ejerciendo un efecto de mayor simulación de las verdaderas intenciones de algunos políticos. La solución jurídica se ve bastante compleja, y si se desborda, puede llegar a un caos institucional. Los magistrados de la Sala de lo Constitucional no han sido infalibles. No se trata de defensa de personas, sino alertar los peligros a principios constitucionales y democráticos. Se debe anteponer la prudencia a la soberbia, y retomar las recomendaciones del “Informe de la relatora Especial sobre la independencia de magistrados y abogados”.

Se debe alertar ante el intento de instaurar un régimen de gobierno que sustituye la democracia representativa y la división de poderes, por un régimen autoritario y que por ahora ve en la independencia de la Sala de lo Constitucional, una barrera insoslayable. Por eso la batalla tendrá diferentes escenarios, socavando la institucionalidad. Existe una serie de complicidades y desconocimiento de diferentes actores, que permite que la dinámica de deterioro de las instituciones se vaya profundizando y que caigamos en un precipicio. La Corte Suprema de Justicia es parte del botín político, y el fin último es apoderarse de lo público sin responder a los ciudadanos.

*Columnista de El Diario de Hoy.