Tragedia del pequeño Waldemar

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Tragedia del pequeño Waldemar

Por Por Evangelina del Pilar de Sol*

2013-07-07 6:03:00

Mientras escribo estas letras, mis lágrimas afloran ante tanta injusticia cometida con Waldemar. No sé si al publicarse mi artículo, este chiquitín de 4 añitos, habrá sobrevivido la hemorragia en su pequeño cerebro (derrame), o si sobrevive quedará bien de sus facultades.

Igualmente sufrí, sobrecogida del dolor, el asesinato de la joven salvajemente quemada por el marido. Similarmente me conmueven siempre, tantas iniquidades cometidas contra las mujeres, dada nuestra inferior contextura física, desventajosa ante el hombre.

Una de las cosas que más repudio personalmente, es la injusticia contra cualquiera, pero especialmente contra los más vulnerables… mujeres y niños.

Es así, que cuando se dan nombramientos gubernamentales, debería escogerse personas de integridad moral y ecuanimidad, para ejercer justicia por igual.

Me refiero hoy principalmente, a ministros de Salud y directores de hospitales, donde jamás debería designarse a personas movidas por intereses político-personales, hacia alcanzar galardones internacionales, ofertados por corrientes satánicas de organizaciones como la ONU.

El pasado jueves 5 de julio, el Dr. Miguel Fortín Magaña, director de Medicina Legal, en entrevista televisiva denunció la burda mentira formulada por quienes intentaron descaradamente, en el Hospital de Maternidad, alcanzar la despenalización del aborto en el país, dictaminando que “Beatriz” (nombre ficticio) estaría a punto de morir por insuficiencia renal, si no se le practicaba urgente aborto. Él expuso cómo, varios médicos (honrados), tres del Hospital de Maternidad y presidentes de reputadas instituciones, verbigracia: Colegio Médico, y asociaciones como Nefrología, Reumatología y larga lista de otras, que examinaron a Beatriz, negaron enfáticamente ese diagnóstico. Beatriz, dijo, jamás tuvo insuficiencia renal, ni jamás estuvo a punto de morir.

La ministra de Salud, avalando esta falsedad denunciada aquí, denotó no tener integridad moral. Ahora veamos por qué ha faltado también a la ecuanimidad. Ecuanimidad significa la manera de actuar, según una persona juzga u opina con imparcialidad o neutralidad. El grave accidente sufrido por Waldemar, se dio simultáneamente al caso Beatriz. Fue notoria la parcialidad de su “preocupación” (léase “utilización”) hacia Beatriz y su falso diagnóstico, esgrimiendo la piedad para lograr su objetivo mediante intencionado escándalo mediático, piedad que al dar la vuelta al mundo para forzar a El Salvador a descuartizar niños en el vientre materno, dejó al país como salvaje con su atroz mentira. A esto compárese su casi nulo interés por Waldemar, de quien, más de alguna vez, al cuestionarle los medios, expresó no conocer al momento, acerca de su evolución. Injusto fue manifestar que el niño no necesitaba intervención quirúrgica y después de varias semanas, (¿demasiado tarde?), aceptar que sí era necesaria la cirugía.

Sumemos también el igualmente poco interés por Waldemar de altos funcionarios de Estado, como la Sra. Pignato, quien curiosamente 1°-se conmovió altamente por la muchacha quemada por el marido, 2°-cortejó veladamente –e ilegítimamente– el “urgente” aborto de Beatriz; pero ni siquiera tuvo a bien contestarle la solicitud de ayuda, al padre del niñito.

¿Es que tan poca cosa significan los niños para nuestros actuales políticos gubernamentales?

Es incoherente que personas inteligentes consideren buena gestión la de la ministra Rodríguez después de esto, y cuando los hospitales carecen de medicinas, anestésicos para cirugías, fármacos para quimioterapia y enfermos de hemofilia y donde los pacientes están tirados en el suelo. ¿Será que no se informan?

Dios habrá bendecido a la conmovida sociedad salvadoreña, que se agilizara tratando de ayudar a Waldemar.

* Columnista de El Diario de Hoy.