Un delicado equilibrio

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elsalvador.com

Por Por José María Sifontes*

2013-06-21 6:01:00

Para muchos, la nota periodística de la pesca ilegal que se realiza en el área protegida de Los Cóbanos fue una mala noticia más, de esas que provocan un malestar momentáneo y después se olvidan. Hay tantas cosas por las que preocuparse que lo que sucede en el mar no se ubica entre las prioridades. Pero para los que son más conscientes de la importancia de los ecosistemas y que conocen la relación que tienen con todas las formas de vida –incluida la nuestra– la información es muy preocupante.

La nota refería que en el arrecife de Los Cóbanos se está practicando pesca con trasmallos, redes gigantescas que se dejan fijas por un tiempo y que atrapan indiscriminadamente todo lo que nada en la zona. Peces de todo tipo y otras especies terminan en las redes, y la mayoría, al no ser comercializables, son simplemente descartadas. Así mueren muchas tortugas que no pueden subir a la superficie a respirar, o peces que sucumben ante el estrés. Es una forma cruel y con toda razón ilegal de pesca.

De acuerdo con la noticia la prevención de esta práctica es difícil, ya que no hay medios para supervisar el arrecife y disuadir a los pescadores furtivos. Los que pescan artesanalmente se ven afectados al escasearse los peces, y pueden verse tentados a la misma práctica. También se reporta que otro factor que está afectando esta área es la contaminación por desechos.

A simple vista se creería que estos problemas sólo afectan a los pescadores artesanales, pero el daño va mucho, mucho más allá. Los ecosistemas son muy delicados, y afectando a una especie se afecta el todo.

Los corales, como los del arrecife de Los Cóbanos, parecen plantas. Son, sin embargo, animales, millones de animales. En su primera etapa de vida nadan en la corriente y después se fijan a un coral ya existente. A través de la utilización del calcio y del dióxido de carbono forman carbonato de calcio con lo que fabrican su concha. En esta formación se alían simbióticamente con una especie de alga que les provee oxígeno. El proceso se repite constantemente y con el tiempo se van formando grandes colonias de coral que dan origen a los arrecifes. Éstos son muy importantes ya que sirven de resguardo a muchas especies. Allí se reproducen y allí se alimentan. Además de permitir la reproducción, los arrecifes sirven para controlar la cantidad de dióxido de carbono en el ambiente, un gas de efecto invernadero, y funcionan también como barreras naturales contra las crecidas del mar.

Los arrecifes están en un constante balance. Los corales se reproducen pero hay peces que comen coral, y también peces que comen peces que comen coral. Si por alguna razón las especies que mantienen a raya a los peces que comen coral disminuyen, éstos aumentan su población y diezman el arrecife. Si la contaminación afecta la claridad del agua la luz del sol ya no llega y las algas que viven dentro de los corales no pueden producir fotosíntesis y el coral muere.

Como vemos hay un delicado equilibrio en los ecosistemas de los arrecifes. Una sola parte de esta cadena que se vea afectada produce un efecto de dominó alterándolo todo. Y nosotros, los humanos, aunque no directamente, también somos parte de ese ecosistema. A no ser que nos deshagamos de la vieja costumbre humana de comer y respirar.

*Médico psiquiatra.

Columnista de El Diario de Hoy.