Defendiendo la vida intrauterina, a pesar de la CIDH

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Iniesta se encuentra junto a la Selección española en la preparación de la Copa Confederaciones en Miami. Foto EDH / AP

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2013-06-09 6:00:00

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó a Costa Rica por su prohibición, en todo el país, de la fecundación in vitro. Es importante saber qué hizo en el triste caso de nuestra Beatriz, acosada y casi secuestrada por funcionarios, abogados y médicos, que obedecían a los dictados de la anticultura, o mejor dicho de la Empresa Multinacional de la Muerte (EMM). La CIDH presionó con insistencia para que a Beatriz se le hiciera abortar. Eso ya desenmascara a esta Corte como uno más de los numerosos tentáculos de esa siniestra EMM.

Éticamente la CIDH es incompetente porque es un organismo infiltrado e ideologizado y siempre en contra de la vida humana intrauterina. La CIDH sigue los dictados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Oficina Panamericana de la Salud (OPS), afirmando que la vida humana comienza cuando el “óvulo fecundado” se anida en el endometrio uterino. Pero es una evidencia científica que cuando en la fecundación del óvulo femenino por un espermatozoide masculino se forma el zigoto ya tenemos un ser humano unicelular y totipotencial que comienza, con sus propias fuerzas, a autoconstruirse. Es un ser vivo que posee los 46 cromosomas propios del ser humano y además ya es un individuo humano distinto del resto de los otros humanos. Ya es varón, si tiene una dotación XY en sus cromosomas sexuales o hembra si su dotación es XX. Ya “sabe” si su pelo será rubio o negro y si el color de sus ojos será azul o café. Y cuando llega a anidarse no es “un óvulo fecundado” sino un embrión en etapa de blastocisto. Todo el miserable malabarismo de palabras que utilizan la CIDH, la OPS y la OMS es sólo para que los abortivos que impiden la implantación (los hormonales y los dispositivos intrauterinos) se rotulen como “anticonceptivos” con un descaro e hipocresía repugnantes.

Costa Rica no se acobardó ante el ataque injusto de la CIDH porque su gobierno se apoya en razones científicas y en defensa de la vida humana embrionaria. Precisamente la fecundación in vitro demuestra que la vida embrionaria comienza antes de la implantación. Pero para que consiga desarrollarse un embrión humano obtenido in-vitro, antes se han fecundado in vitro varios embriones, se han desechado la mayoría de ellos y de los tres o cuatro implantados dentro del útero femenino, al final sólo quedará uno. Se ha dado a la vida a varios seres humanos para después matarlos en beneficio de uno solo.

Costa Rica figura también entre los países más avanzados del mundo en la tutela de los discapacitados y en su prohibición del aborto legal. Ana Lorena Brenes, la Procuradora tica, comentó serenamente sobre la condena de la CIDH: «El embrión humano tiene derecho a la vida y nos sorprende la condena que recibimos por haber protegido su existencia». En apoyo de Costa Rica, después de analizar la sentencia de la CIDH, surgió la Declaración de Guanajuato, documento de bioética escrita el 20 de abril de 2013 en esa ciudad mexicana por un grupo de eminentes médicos, filósofos, biólogos y juristas y abierto a la firma de quienes quieran apoyar su contenido.

Por otra parte avanza en Europa la iniciativa “Uno de nosotros” (“One of us”, en la versión inglesa) iniciativa popular europea que pretende impedir por “inútil” la financiación de investigaciones que supongan la destrucción de embriones humanos ya que, según los promotores, “se ha demostrado por la ciencia que existen alternativas respetuosas con la vida”.

Lectores: estamos en guerra. No cabe neutralidad. O defendemos la vida humana desde la concepción y las leyes de moral universal o seremos esclavizados totalmente –ya lo estamos en gran parte– por toda la porquería ideológica de la Empresa Mundial de la Muerte que no busca nuestro desarrollo humano, sino nuestra corrupción moral primero y una lenta desaparición demográfica después.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com