En el Día de la Madre

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En los alrededores del parque de la colonia Centroamérica se pasea un sujeto a bordo de un vehículo que expone sus partes íntimas a la vista de niños y señoras. Foto EDH / René Estrada

Por Por Carlos Mayora Re*

2013-05-10 6:01:00

¿Cómo podría un hombre saber qué significa llevar un hijo en sus entrañas? Imposible. Sólo las mujeres pueden dar testimonio de esa pasmosa experiencia. Dándole vueltas a esa idea, encontré en Internet un escrito que, a pesar de no hablar de cosas extraordinarias, quizá por su sencillez, resulta maravilloso.

Escribe Lianna Hackett, ahora madre de Jasmine, quien comparte algunas de sus vivencias:

“Entonces… aquí estoy escribiendo con casi 38 semanas de embarazo. A esta hora debería estar durmiendo, pero los típicos malestares han podido con mis ganas de dormir, otra vez. Esta madrugada me di pronto por vencida. Más tarde, seguro, daré una cabezadita.

Apuesto a que hay quienes les ha gustado oír sobre mis malestares. Simplemente, porque en nuestra forma de ver las cosas, parece que estamos más predispuestos a conversaciones negativas, ideas negativas, opiniones negativas. Me consta porque muchos de mis amigos cercanos, e incluso extraños, al ver mi estado me dicen “¡Vaya! Debes estar aburrida”, “seguro que quieres salir del embarazo cuanto antes”

¿Mi respuesta? Mmm… no. De hecho, no.

¿Por qué será que tenemos fijación con lo negativo? ¿Por qué tantas mujeres dicen que odiarían quedar embarazadas? ¿Por qué lo temen, de veras? ¿Será simplemente que no están dispuestas a cambiar los calambres y las hinchazones, por la experiencia misteriosa de llevar dentro de sí su propio hijo?

Adoro estar embarazada. Ya lo dije… Me encanta. Nunca he estado tan realizada por algo en toda mi vida.

Cuando digo estas cosas, las mujeres chasquean la lengua. “Bueno, eres afortunada. Para ti ha sido fácil” Me dicen. O, “lo que pasa es que tienes un ?buen? embarazo”. ¡¿Ajá?! Y ¿cómo se define un buen embarazo? ¿Para alguien que padece diabetes gestacional, síndrome del túnel carpiano, mareos matutinos, piernas adoloridas (y créanme, la lista podría continuar)?… Quizá no.

Sin embargo, la verdad es que he escogido amar estar embarazada. Como cualquier otra circunstancia en la vida, una escoge cómo responder, nosotros elegimos ser felices o sentirnos abrumados, nosotros escogemos amar.

Es decepcionante ver cómo muchas mujeres deciden pensar que su embarazo es una carga; que los cambios que sufre su cuerpo deben ser rechazados.

Pero las mujeres tenemos fortaleza interior. Hemos sido hechas para custodiar y traer al mundo la vida. Hemos sido hechas tan bellas como misteriosas, para cautivar y asombrar.

El embarazo hace vida la esencia de la mujer. Es bellísimo contemplar una mujer llevando en su seno a su hijo. La misma realidad que muchos temen.

¿Por qué tantas mujeres eligen temer quedar embarazadas. Yo misma incluida? Estaba aterrorizada de quedar embarazada. Durante años, el pensamiento de esperar un hijo me ponía nerviosa, pues había sido influenciada con ideas que me llevaron a pensar que mi cuerpo se saldría de control debido a una especie de catarata de hormonas; pensaba que me volvería un rechoncho y cansado monstruo de insoportable humor durante cuarenta semanas… Efectivamente, si miro para atrás, me he convertido en todo eso (¡Pregúntenle a mi marido!).

Pero las mujeres tenemos fortaleza para sobrellevar esos nuevos y algunas veces desagradables cambios que sufre nuestro cuerpo. Somos espirituales, y tenemos la voluntad para sobreponernos a los meros sentimientos corporales, y a las frustraciones.

Estoy muy agradecida en no haber permitido que mis miedos me vencieran, y porque mi esposo y yo aceptamos el don de la vida.

Estoy saludable, soy bella, estoy radiante, soy fuerte, no tengo miedos, y tengo esperanza. Soy una mamá, alguien que acoge a su hijo, y una esposa. Soy una mujer embarazada. Una mujer plena [a woman perfected]”.

Felicidades a todas las mamás. Aunque sea con un día de retraso.

*Columnista de El Diario de Hoy.

carlos@mayora.org