El Espíritu Santo y su sentido del humor

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elsalvador.com

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2013-03-03 6:00:00

Amis lectores católicos: no estén preocupados por toda la bazofia informativa que pulula en estos días sobre la renuncia de Benedicto XVI, sobre grupos de poder entre los cardenales, intrigas, corrupción en el Vaticano y etc., etc. Sean prudentes, sagaces y vivan su fe, día a día, con mucha confianza en Dios. Recen mucho y bien por el nuevo Papa y dejen al Espíritu Santo la responsabilidad última en la elección del nuevo Pontífice. Él sabe muy bien lo que hace.

Si uno repasa las historias de la gente que se ha convertido al catolicismo, se encuentran con que el Espíritu Santo sigue en esas conversiones las rutas más diversas: corrientes o espectaculares, y algunas como la de Libby Edwards, donde parece juguetear con cierto sentido del humor. La declaración de Libby se puede encontrar en WhyImCatholic.com.

Libby o en Halloween y fue, desde los 20 a los 35 años, neopagana y bruja. El verano que cumplió 20 años, Libby buscando en una librería novelas de fantasía o ciencia ficción encontró un libro de brujería.Lo compró y lo leyó fascinada. Creó un círculo de amistades neopaganas: “é la brujería neopagana durante 15 años” –dice–, era activa en solitario y también como miembro de un coven (grupo o comunidad de brujos que se reúnen y hacen rituales juntos). Organicé eventos paganos y tenía una extensa red online“. Y así, dejando los restos morales que tuvo de una superficial cultura cristiana, entró de lleno en la permisividad moral del paganismo.

Por otra parte, disfrutaba leyendo cómicos. “Mi superhéroe preferido era un mutante azul, con cola y pendiente, bucanero con espada, de los X-Men. Su nombre es Rondador Nocturno, y era católico devoto, quizá el único católico devoto que protagoniza comicos”. Otra afición eran los juegos de rol. Jugaba al juego de rol de superhéroes Marvel y solía interpretar a su personaje preferido, Rondador Nocturno. También escribía relatos de fantasía o terror, que a veces publicaba a nivel semi-profesional. Y otra vez sus personajes tendían a ser católicos. En las partidas de rol, los personajes enemigos, u otros jugadores, podían criticar la fe de su superhéroe católico. ¿Con qué argumentos respondería él? Libby decidió documentarse. Así que la bruja neopagana se puso a leer apologética católica y ¡el Catecismo! “Y me empecé a preguntar si había estado descolocada desde el principio. Ya me encantaba todo el ropaje de la Iglesia: los olores, las campanas, el arte y la música, la grandeza de los rituales, algo menos sorprendente dado mi similar amor por esos ropajes en el neopaganismo. Pero eé a ver VERDAD en la apologética. Verdad dura, pero verdad. Los rituales y hechizos del Arte parecían baratos en comparación, meras sombras de la Verdad y yo tenía hambre de algo real”.

Libby se apuntó al curso de iniciación cristiana de adultos que se impartía en su parroquia local, muy común en las iglesias católicas de EEUU. “Me di un año”–dice–. “Hizo falta menos, Yo ya era Suya”. Pero no fue fácil.

Pasó de unas costumbres de extrema permisividad a una “que era exigente de verdad conmigo”, reconoce. Esa conversión intelectual se completó en Semana Santa con una experiencia mística. “Me hice católica de corazón. Experimenté a Dios en el Espíritu Santo, de una forma muy real que cambió mi vida y dejé atrás el paganismo. Ese fue el momento en el que me enamoré de Dios y ya nunca quise separarme de Él”.

Cuando fue elegido Juan Pablo I, al fallecer tan rápidamente, un humorista español publicó un dibujo satírico donde un oculista le exploraba la vista a una paloma del Espíritu Santo que llevaba unos gruesos anteojos. El Espíritu Santo respondió –¿con humor?– eligiendo a Juan Pablo II. Alguien dijo que Juan Pablo I había sido el mejor de los posibles pero que Juan Pablo II fue… el mejor de los imposibles.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com