Ciencia y crucifixión

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De 25 a 30 hectáreas fueron consumidas por las llamas en las faldas del cerro San Jacinto. Foto EDH / René Estrada

Por Por Mario A. Aguilar Joya*

2013-03-24 6:03:00

La crucifixión de Jesús ha sido objeto de estudio por muchos, creyentes como no creyentes; esto incluye tanto artistas, historiadores, científicos y médicos, que se han dado a la tarea de investigar lo sucedido. Los estudios no sólo han corroborado lo que está escrito en los Evangelios acerca de la Pasión de Jesús, sino que han agregado datos interesantes que nos permiten respaldar el doloroso proceso de tormento y muerte en la cruz.

El primer registro escrito de una crucifixión fue el año 519 AC, cuando Darío I rey de Persia crucifico a 3000 oponentes políticos de Babilonia. De Persia pasó a Grecia y Cartago de donde la aprendieron los romanos durante las guerras Púnicas, estos la utilizaron para castigar a los esclavos, traidores y adversarios políticos. Fueron los romanos los que luego perfeccionaron la técnica para convertirla en una muerte vergonzosa aplicada primordialmente para los que no eran romanos. Era usada en romanos cuando se trataba de soldados desertores y en los traidores. La crucifixión ha sido considerada el método de tortura y ejecución más cruel que haya existido; el mismo Cicerón decía sobre esto que la “crucifixión era el castigo más atroz y cruel que un hombre podía sufrir” y como tal “los romanos no deberían ser confrontados ni con la palabra cruz”.

En algunos casos los condenados eran forzados a llevar un trozo de madera de entre 100 y 140 libras de peso, llamado “patibulum”, el cual era amarrado a sus hombros y cargado hasta el sitio de la crucifixión. En otros casos se realizaba la crucifixión utilizando tanto la llamada cruz Latina (?) como la cruz Tau (?), llamada así por su semejanza con letra griega Tau o nuestra actual letra T. Cuando se usaba la cruz Latina se colocaba una señal o inscripción sobre la cabeza de la víctima, a la cual se le daba el nombre de “Titulus” y acá se señalaba el crimen perpetrado por el convicto. En vista de que a la cruz de Jesús se le colocó el “Titulus” de “Jesús de Nazaret Rey de los Judíos” lo más probable es que se utilizara la cruz Latina para su ejecución.

La forma en que eran clavados a la cruz incluía el uso de estacas de hierro de más o menos 10 a 15 centímetros de largo y dos de diámetro, las cuales eran colocadas a nivel de las muñecas para mejorar la sujeción de la víctima. Aun cuando la iconografía cristiana de la Edad Media muestra la contención a través de las palmas de las manos, estudios posteriores demostraron que el cuerpo no puede sostenerse a la cruz usando este método. Esto no incurre en ninguna contradicción con la Biblia, pues los judíos consideraban que las manos terminaban a nivel de las muñecas.

Para evitar una muerte rápida en la cruz y prolongar la agonía, los romanos en algunas ocasiones agregaban a la cruz un aditamento de madera colocado en la parte delantera de la cruz, a media distancia entre la cabeza y los pies, llamado “sedile” o “sedicula”, que servía de “asiento”, pues añadía un soporte al cuerpo de la víctima a la altura de los glúteos; el torturado se veía obligado a flexionar ambas piernas hacia un lado, pues los extremos de sus miembros inferiores se encontraban clavados a la cruz. Si el agregado de madera se colocaba a nivel de los pies se le llamaba “supedaneum”.

La muerte solía sobrevenir por sofocación debido a la incapacidad de respirar, particularmente para completar la exhalación. Para tratar de mantener la respiración el torturado trataba de impulsar su peso apoyándose en ambos pies, lo cual producía más dolor, debido a que estaban sujetos con clavos. La otra posibilidad es que murieran de falla cardiaca, sin embargo si esto no ocurría los guardias procedían a fracturar ambas piernas para desencadenar la muerte más rápidamente. Evento que no ocurrió en Jesús pues Él había muerto previamente, cumpliéndose así la profecía de que no se quebrantaría ninguno de sus hueso.

Después de más de cinco siglos de uso por parte de los romanos el Emperador Constantino declaro ilegal la crucifixión en el año 341 DC, sin embargo después de esa fecha se reportaron casos esporádicos de muerte por crucifixión.

En medicina usamos el término “excruciante” para referirnos a dolores muy intensos, este deriva del latín “excruciatus” o “fuera de la cruz”. En clara referencia a “el dolor del crucificado”, esto nos da una idea de la magnitud del dolor. De manera que la próxima vez que hablemos de la crucifixión sepamos no solamente el impacto y lo doloroso que fue el proceso sino el significado de este.

*Doctor en Medicina.

aguilarjoya@yahoo.com