Mirar hacia delante y vivir sin temor

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Magistrados del TSE durante el escrutinio final de los resultados de las votaciones del 11 de marzo de 2012.

Por Por Mario González*

2013-01-05 6:00:00

“No pienses ya en lo pasado, deja atrás lo antiguo. Mira que yo voy a hacer cosas nuevas. ¿No lo ves? Ya están surgiendo. Voy a abrir caminos en el desierto y ríos en la tierra…”.

Estas palabras de Dios, a través del profeta Isaías, nos vienen bien nuevamente a principio de 2013.

“Volver la vista atrás es bueno a veces, mirar hacia delante es vivir sin temor”, dice una vieja canción de la española Karina.

Este nuevo año tenemos la oportunidad de reinventarnos, de rectificar, de ser mejores. Lo que no funcionó en 2012 no tiene que volverse una rémora ni robarnos la paz ahora.

Por eso es que Dios hizo el tiempo y propicia que todas las cosas pasen y nos recuerda que sólo Él permanece. Así como se fueron las fiestas de Navidad y Año Nuevo, así también se irán los malos momentos que se crucen en nuestro camino.

Atrás deben quedar la hipocresía, la maledicencia, las dobles intenciones, la soberbia, la envidia y la mediocridad para que resplandezcan la verdad, la satisfacción del deber cumplido y el amor.

A quienes buscan hacerte daño, ni te detengas a darles importancia, porque al final tendrán dos costos: descubrir cuán equivocados estaban y, después que Dios trate con ellos, sentir la vergüenza de haberte atacado sin poder tumbarte. Al final, pueden golpear tus sueños y tu cuerpo, pero no tu espíritu y después tendrán su recompensa.

El nuevo año tiene que servirnos para crecer más en la fe en Dios y en nosotros mismos y demostrarnos que podemos hacer más por nuestras familias y nuestro país, pero también de comer más sano, hacer más ejercicios, leer e informarnos más, escuchar más a nuestros hijos, involucrarnos más en la solución de los problemas de nuestras comunidades. Y aunque las crisis sean mayores, tener confianza en Dios.

Me conmovieron las palabras del Hermano Toby, en su sermón de reencuentro con su grey el pasado 24 de diciembre: “Yo sé en Quién he creído…”. Más que lo haya dicho un ministro evangélico, tiene sentido porque son palabras de un hombre salido de una dura prueba y que se ha sobrepuesto a la muerte misma, tras sufrir un derrame cerebral y sus complicaciones, pero reconoce que lo logró no por sus méritos, sino por un poder superior.

“El hombre, sin Dios, no es nada aunque tenga todo el oro del mundo”, reflexionó además con acierto.

En su momento también el inolvidable Papa Juan Pablo II, aquejado por las enfermedades y el cansancio, rechazó las presiones y consejos para retirarse. “Sólo si Cristo se hubiera bajado de la Cruz, yo tendría derecho a renunciar. Aún tengo muchas ganas de trabajar”, respondió y sobrellevó la cruz propia hasta el último momento.

Nosotros nos hemos sobrepuesto a un 2012 difícil y esto nos hace aptos, como en la escuela, para escalar el grado inmediato superior. Es cierto que estamos cansados de tantos problemas económicos, inseguridad, incertidumbre y desconfianza, pero sin que lo notemos me parece que Dios está haciendo nuevas todas la cosas –como decía el profeta–, pero trabajando en silencio.

Si dejamos de ofuscarnos y guardamos un profundo y reflexivo silencio, a lo lejos podremos escuchar un serrucho rompiendo cuartones o un martillo golpeando tablas en el taller del mejor Carpintero.

Si quieren un consejo, me quedo con la última parte de la canción de Karina:

“Vive siempre con ilusión, si cada día tiene diferente color; porque todo llega a su fin, después de un tiempo triste nace otro feliz…”.

* Editor subjefe de El Diario de Hoy.