Carta a nuestra conciencia: ¿Lo del ‘Hogar Seguro’ de Guatemala puede pasar mañana en El Salvador?

descripción de la imagen
Foto de referencia. EDH/Archivo

Por Paolo Lüers

2017-03-10 10:11:00

En Guatemala celebraron el Día de la Mujer dejando morir a más de 30 muchachas en un lugar que irónicamente se llama ‘Hogar Seguro’. 
Las menores de edad – algunos internados por abandono, otros por conflicto con la ley – durante años fueron sujeto a abusos de todo tipo, incluyendo violaciones. Sus denuncias y las respectivas órdenes judiciales no fueron atendidas por las ‘autoridades’. 80 de ellas se fugaron y 60 fueron recapturadas y encerradas en una sala. Se amotinaron. Hubo un fuego, posiblemente causado por las niñas encerradas para llamar la atención a su situación, como grito de ayuda. Nadie los liberó, nadie les abrió las puertas. Murieron más de 30, y unos 20 están en hospitales, debatiéndose entre vida y muerte. Feliz Día Internacional de Mujer…
Nos tenemos que preguntar: ¿Puede pasar algo parecido en El Salvador? ¿Cómo asume el Estado salvadoreño su responsabilidad sobre los menores de edad que están a su cuidado, sea por abandono o maltrato de parte de sus familias, sea porque han violado leyes?
Sinceramente: ¿Cuántas de las siguientes preguntas las podemos contestar con un sí?
¿Nos consta que en El Salvador, en las ‘instituciones de resguardo’, no están mezclados menores abandonados con menores delincuentes?
¿Podemos estar seguros nosotros que en El Salvador en estas ‘instituciones de resguardo’ los menores internos no sufren el mismo hacinamiento, los mismos abusos sexuales, la misma comida podrida, la misma ausencia de asistencia sicológica y educación que en Guatemala? ¿O para no ir tan lejos, como en nuestros centros penales?
¿Podemos dormir tranquilos, sin pesadillas, luego de ver las noticias del ‘Hogar Seguro’ de Guatemala y escuchar a los funcionarios de más alto nivel del país vecino evadiendo su responsabilidad?
¿Podemos confiar que en nuestro país las niñas y los niños en los orfanatos, los centros de resguardo, los centros de detención de menores viven seguros y libres de humillaciones, abusos, violaciones? 
¿Podemos confiar que en El Salvador no puede pasar una tragedia similar?
Temo que a cada una de las preguntas la respuesta es: no. No podemos confiar en esto.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo reaccionamos como sociedad ante esta incertidumbre? ¿Cómo garantizamos que la dignidad y seguridad de los menores que están bajo la custodia del Estado?
Cada uno tiene que hacerse estas preguntas inquietantes. No podemos dormir tranquilos.

Piénsenlo. Paolo Lüers.