Carta a los partidos: No pierdan el tiempo discutiendo planes de nación abstractos

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Alejandro Guido y su abogada Bertha María Deleón, ayer, en la Fiscalía, interponiendo la denuncia.

/ Foto Por Cortesía @Colochamar

Por Paolo Lüers

2017-01-11 9:00:00

Todo el mundo habla de la necesidad de un ‘Plan de Nación’ o incluso de una ‘segunda generación de los Acuerdos de Paz’. El gobierno incluso pidió a Naciones Unidos mediar como si existiera una guerra civil entre los partidos políticos. Pero estos propósitos grandilocuentes no son realistas y sólo causan distracción de lo necesario y posible: un acuerdo sobre medidas mínimas e impostergables para sacar al país de la paralización.

¿Cómo podría ser este acuerdo, y en qué tendría que focalizar? Aquí un borrador.

En el año que el país cumple 25 de haber alcanzado los acuerdos históricos para terminar la guerra fratricida y para establecer el pluralismo democrático, y consientes que a nuestro país lo aquejan nuevos problemas, sobre todo de inseguridad ciudadana y falta de un crecimiento económico que nos permita hacer las inversiones necesarias en educación, salud e inclusión social, los partidos políticos salvadoreños hemos acordado unas medidas mínimas y concretas, y nos comprometemos de implementarlas, sea desde el Ejecutivo o del Legislativo.

Las medidas acordadas las hemos consultado con todo el espectro de organizaciones gremiales, sindicales y académicas, pero en especial con los jóvenes, en audiencias públicas en colegios y universidades. Es el futuro de ellos que estamos decidiendo hoy.

Los partidos nos comprometemos a poner en el centro de las políticas públicas:

• La educación: durante los próximos 5 años el presupuesto para educación se aumentará cada año por un 10 % para llegar a un presupuesto de 1,500 millones de dólares.

• La educación universitaria: hacer Asocios Públicos-Privados con universidades de primer nivel de países desarrollados, para crear 5 universidades nuevas, con énfasis en tecnología y ciencias aplicadas.

• Transformación de barrios y comunidades precarias: infraestructura, vivienda, escuelas de tiempo completo, centros de salud, centros de formación vocacional, creación de empleo. Para financiar esto, todas las subvenciones se reducen a un mínimo de 20 %, sólo para familias de extrema pobreza, y el resto se invierte en la transformación de barrios. Además, los gastos de Obras Públicas, Educación, Salud, FISDL y todos los programas sociales se focalizan durante 5 años en las comunidades y los barrios a transformar. De manera inmediata, a todas las escuelas en estos territorios se duplica el presupuesto para pasar a educación de tiempo completo, contratar sicólogos, profesores adicionales, entrenadores de deportes, trabajadores sociales, y para modernizar y completar sus infraestructuras escolares y deportivas.

Definiendo estas tres prioridades para la política pública, el problema principal del país (de seguridad, delincuencia y pandillas) se volverá manejable, porque se disminuyen la tensión social, la marginación y la falta de perspectiva y opciones para los jóvenes, que están a la base de la crisis de seguridad pública. En vez de apostar prioritariamente a la represión, y en vez de inventar medidas artificiales y dispersas de prevención, el país atacará los problemas de inseguridad desde sus raíces.

Estas tres medidas nos comprometemos a implementar, independientemente de los resultados de las próximas elecciones. Conjuntamente gestionaremos fondos adicionales de cooperación para estos fines. Sobre todo lo demás (responsabilidad fiscal, endeudamiento, reforma de pensiones, impuestos, reforma electoral, etc.) nos comprometemos a seguir dialogando y, si es necesario, peleando para llegar a decisiones que dependerán de la correlación de fuerzas que se va a establecer en las elecciones del 2018 y 2019. 

Firman: ARENA y el FMLN y quien quiera adherirse.

Dejemos de filosofar sobre los Acuerdos de Paz. Hagamos algo concreto. ¿Este plan de prioridades no les parece realista? Bueno, señores, expliquen esto a la ciudadanía, sobre todo a los jóvenes, empezando con sus propios hijos o nietos.

Suerte con esta discusión. Saludos, Paolo Lüers