Carta a quienes escriben los discursos del presidente

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Israel Sifontes y su sobrino Nelson vendían huevos en un pick up. Ambos fueron asesinados frente a una tienda en el cantón Lourdes, en Colón.

/ Foto Por Lissette Monterrosa

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2016-01-18 8:44:00

No sé quién le escribe los discursos a Salvador Sánchez Cerén. No sé hasta qué punto intervienen los hombres de su círculo interno en Casa Presidencial: Hato Hasbún, Manuel Melgar, Marcos Rodríguez y Eugenio Chicas, o sus aliados principales en el partido, como Medardo González o Lorena Peña.

La verdad es que entre todos ustedes no han logrado influir en el presidente para que en este aniversario de los Acuerdos de Paz diga las palabras correctas para pedir perdón por los crímenes de guerra cometidos en nuestro país.

Esta es la frase que dijo en el acto en la feria: 
“En 2010, como Estado pedimos perdón por las violaciones a los derechos humanos cometidas contra miles de familias salvadoreñas durante el conflicto, a quienes se les vulneró el derecho a su integridad, a la libertad personal y a la vida. Hoy, como Comandante General de las Fuerzas Armadas, pido perdón a las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos, a sus familiares, y les reafirmo mi compromiso que hechos como esos jamás se repetirán en nuestra historia.” 

Y nadie de ustedes fue capaz de escribirle la frase que faltaba para que su discurso tenga sentido histórico y valor ético:
“Como miembro de la Comandancia General del FMLN durante la guerra, también pido perdón a las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos cometidos por y a nombre de nuestras fuerzas guerrilleras. Y voy a aprovechar este día para hablar, de manera muy especial, como comandante en jefe de las FPL para pedir perdón a las víctimas de los más de 1000 compañeros y colaboradores de nuestra organización ajusticiados injustamente.”

Sin este complemento, el perdón que pide el presidente a nombre del Estado y de La Fuerza Armada no es más que retórica y no refleja ningún proceso de reflexión histórica, autocrítica ética y de verdadera disposición a la reconciliación.

El presidente del primer gobierno del FMLN, Mauricio Funes, cometió el mismo pecado de omisión el 16 de enero de 2010, cuando en un acto oficial dijo: 
“En nombre del Estado salvadoreño, en relación con el conflicto armado interno, reconozco que agentes del Estado cometieron graves violaciones a los derechos humanos. masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas. Por todo lo anterior, pido perdón.”

El entonces vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, hizo el intento de corregirle la plana a Funes. Sin embargo, la manera como lo planteó, demostraba que muy poco ha aprendido en 20 años de postguerra: 
“A todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares, el FMLN les pide perdón.”

No, señores: No se trata de pedirle disculpa al pueblo por las acciones militares del FMLN, porque estas tenían sentido histórico y moral para derrotar al militarismo y la represión. A Salvador Sánchez Cerén le toca pedir perdón, no por la guerra de guerrilla, pero sí por las acciones de guerra sucia que también fueron cometidos por el FMLN bajo su responsabilidad como máximo dirigente y comandante: por los asesinatos políticos a dirigentes civiles opuestos al FMLN, por secuestros y asesinatos a empresarios, por la campaña de “limpieza ideológica” en las propias filas de las FPL que costaron la vida a más de mil personas en San Vicente.

¿Cómo es posible que nadie de ustedes, quienes en Casa Presidencial y en el partido están cerca del presidente, le haya explicado la diferencia entre un pedido de perdón retórico y un pedido de perdón autocrítico? Pedir perdón por los pecados de otros, sin asumir los propios, es una burla a las víctimas.

Saludos, Paolo Luers