Carta al diputado Wright Sol: Keep walking, Johnny!

descripción de la imagen

Familias residentes en la colonia Guatemala, en San Salvador, abandonan sus viviendas debido a la supuesta amenaza de las pandillas. En el lugar se conoció que son unas diez familias las que se han ido. Fuentes policiales informaron que pandilleros de la colonia San Judas los han amenazado

/ Foto Por Jorge Beltrán

Por Paolo Lüers

2015-10-12 8:51:00

Estimado Johnny:

Pasaste la prueba. Tal vez no la prueba ideológica que algunos te quieren aplicar. Ni tampoco la prueba de sumisión a la línea partidaria. Pero sí la prueba de carácter.

Hubieras podido correrte cuando El Faro te pidió una entrevista, porque sabías que estos bichos te hacen preguntas incómodas. No te corriste.
 Y cuando (¡cabal!) te preguntaron “¿cuál es su opinión acerca del matrimonio igualitario?”, tuviste tres opciones: a) mentir y plegarte a la posición mayoritaria en tu partido que es estrictamente en contra de cualquier matrimonio que no sea entre hombre y mujer; b) evadir la pregunta, que igual es un deporte común entre políticos y legisladores; y c) decir tu opinión, aun sabiendo que te va a meter en aprietos dentro de tu partido. Optaste por la verdad y dijiste que estás a favor de que el Estado no le niegue el derecho al matrimonio a ninguna pareja de mujeres o de hombres. Y que no vas a votar por una iniciativa de reforma constitucional que solo reconozca el tradicional matrimonio entre hombre y mujer.

La verdad es que una vez que aceptaste esta entrevista, no tuviste otra opción. Como alguien que ha dicho tan tajantemente que entró en la política partidaria para cambiarla, no era opción aceptar una supuesta línea partidaria contra tu propia conciencia.

¿Qué otra opción tenía un diputado que no sólo disiente de la supuesta línea partidaria en este punto sensible, sino que está convencido que sobre puntos de este tipo un partido no debe tener línea oficial? Entiendo que vos sos un convencido liberal que defiende no sola la libertad de los ciudadanos de escoger libremente su forma de vivir y convivir y formar familia, sino también la obligación del Estado de no normar la vida privada de sus ciudadanos, mucho menos aplicando normas que emanan de credos religiosos.

Esto no es, como mucho lo quieren proponer, un pleito entre quienes defienden el matrimonio y los que lo quieren destruir. Es un debate entre quienes piensan que la mejor forma de defender la familia como entidad básica del tejido social es facilitar que todo quienes lo desean, independiente de sus orientación sexual, pueden cobijarse con la seguridad y el calor de un matrimonio y de una familia, y quienes que quieren negar este derecho a un sector de la sociedad.

No escuché de vos, Johnny, ninguna palabra en contra del matrimonio tradicional, como lo contraen la mayoría de los salvadoreños en consonancia con las doctrinas de sus iglesias. Me imagino que lo vas a defender contra quienes pretendan atacarlo. Igual yo, a pesar de que no soy religioso, sé del rol importante de la religión como elemento que da solidez al las familias, y ¿cómo no vamos a defender esto? Pero esto no significa que el Estado, como entidad por Constitución laica, no puede certificar matrimonios civiles siempre cuando existe la manifiesta voluntad de cumplir con las leyes pertinentes.

Vos pasaste, para mí, la prueba de carácter. Además provocaste un debate que va a llevar a tu partido a reconocer que no es un partido religioso, tampoco un partido conservador, sino un partido abierto y plural. Un partido moderno no se define por sus coincidencias en cuestiones religiosas. Lo que diferencia a los partidos no es su posición sobre el aborto, el matrimonio, sino su posición frente a las libertades individuales: religiosa, empresarial, de expresión, de organización, de movilización. Dentro de ARENA y dentro del FMLN existe el debate sobre el matrimonio y aborto, y es normal. 

Cualquier partido que quiere construir mayoría, no puede mantener barreras de carácter religioso dentro de sus bases. Cualquier partido democrático tiene que abstenerse a imponer a sus militantes posiciones de carácter religioso. Son asuntos de la conciencia individual, no de línea partidaria. 

Gracias, Johnny, por provocar este debate. Le estás haciendo un favor a tu partido aunque muchos a ahora no lo ven así. La ganancia es credibilidad y apertura. 

Saludos, Paolo Lüers