Carta al ministro de Seguridad

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Los sujetos son procesados en el juzgado Décimo de Paz de San Salvador. Foto EDH

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2014-11-17 7:00:00

Estimado Benito Lara:

Policías detenidos al cobrar renta, un agente de la DAN fugitivo luego de asesinar a dos jornaleros en Mercedes Umaña, una página Facebook llamada “Héroes Azul” que ataca y amenaza a periodistas que escriben de estos casos, un dramático auge en el uso letal de armas en muchos operativos policiales, cateos y detenciones arbitrarias en muchas comunidades, unidades de inteligencia que actúan con lógica partidaria… usted tiene algunos problemas serios en su policía, ministro.

Yo siempre defiendo (y seguiré haciéndolo) a la Policía Nacional Civil contra acusaciones generales que hablan de infiltración del crimen organizado, de un cuerpo policial corrompido. Sé que esto no es cierto. La PNC como institución sigue siendo la mejor policía de Centroamérica. La corrupción, las actitudes delincuenciales y las violaciones a los Derechos Humanos no son institucionales. Hay malos policías, como en cualquier cuerpo de seguridad del mundo. Solo miremos lo que está pasando en Ferguson/Missouri, en el estado mexicano de Guerrero, en San Pedro Sula o en Guatemala.

Lo que preocupa es que no se ve claro cómo el gobierno, y usted como ministro responsable de seguridad, quiere enfrentar estos problemas. La corrupción policial y los abusos de autoridad florecen más cuando hay un vacío de liderazgo y de estrategias de seguridad coherentes. Esto está pasando. El gobierno no ha definido su plan de seguridad: El presidente habla un discurso general, en el recién nombrado Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana hay varios discursos, usted más bien está callado (porque es obvio que lo del Consejo no es su proyecto) – y mientras tanto la cúpula policial, calladita, crea hechos implementando planes que nunca se discutieron, ni en el ministerio, ni en Casa Presidencial, ni mucho menos en el Consejo de honorables.

Y algunos de estos planes y hechos creados son inconfesables, usted lo sabe igual que yo y muchos observadores. Mientras todos hablan de la Policía Comunitaria, la PNC ha regresado a sus viejas y fracasadas prácticas de mano dura: redadas en las comunidades, capturas masivas, acoso permanente a los familiares de los cabecillas de las pandillas…

Y en este río revuelto muchos policías, carente de una conducción clara y una visión unificada, toman sus propias decisiones. Algunos delinquiendo para su propio beneficio, otros tomando la justicia en sus manos. Donde no hay una mística y además nunca llegan los recursos para poder desarrollar un trabajo profesional, se abre espacio para la corrupción.

En el fondo, nadie cree en la receta mágica de la policía comunitaria. Los agentes saben que es discurso político. Además, donde realmente hay problemas, se aplica, por órdenes de arriba, lo contrario. Por ejemplo, en lugares como Las Palmas, los agentes desplegados bajo el concepto de la policía comunitaria, no hacen absolutamente nada. Y tienen razón: nada pueden hacer, cuando a cada rato entran otras unidades como fuerza de choque, botan puertas, maltratan a la gente, expresan amenazas.

Si la mano derecha trata de hacer lo contrario que la izquierda, al fin no se resuelve nada. Ni se reprime con eficiencia ni se gana la confianza de la comunidad. Pero sí se crea daños, a la policía igual que al tejido social.

Me gustaría ver a usted asumir el liderazgo, hablar claro, poner orden en este desmadre. Sin liderazgo no hay mística, y sin mística cualquier cuerpo policial anda perdido y se corrompe.

Algún día, sin hacer caso a diferencias ideológicas, hablemos de esto. Paolo Lüers