Carta a Norman Quijano – la auténtica, la de Paolo

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El expresidente Francisco Flores es fuertemente custodiado por policías élites hacia el vehículo en el que lo transportarían a su residencia, donde estará en arresto domiciliar hasta que sea programada la audiencia preliminar. Foto EDH / Marlon Hernández

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2014-09-05 10:00:00

Estimado Norman:

En este mismo medio ayer se publicó una carta dedicada a vos, donde mi amigo Marlon Manzano te urge apartarte de la batalla por la alcaldía metropolitana. Yo te solicito lo contrario: Luchá para defender la alcaldía.

Un alcalde no se corre solamente porque le han puesto como adversario a un hombre con calcetines chistosos que quiere explotar el hecho de ser más joven.

Marlon Manzano, quien por cierto es uno de los futuros líderes políticos del país, comete un error en su argumentación: Su sugerencia parte de que el nombramiento de Nayib Bukele como candidato del FMLN a la alcaldía metropolitana obliga a ARENA a rehacer su estrategia y cambiar de candidato. Gran error: Un partido siempre tiene que tomar en cuenta las movidas de los contrincantes, incluso tomarlas muy en serio –pero sus candidaturas nunca pueden depender de la estrategia de su adversario, sino de la estrategia propia. Reconocer que el candidato que te ponen te impacta tanto que te ves obligado a cambiar de candidato sería el inicio de la derrota.

Luego de decirte que espero que, lejos de apartarte, te pongas a trabajar y luchar para defender la alcaldía de San Salvador y para derrotar al candidato virtual que te quiere retar, también tengo que decirte que sería un error fatal desestimar los argumentos de Marlon – y de otros que no están del todo convencidos de tu candidatura. Marlon Manzano representa los sectores críticos e independientes de la sociedad civil que luego de la derrota en la primera ronda se pusieron a trabajar y organizar y movilizar y casi te llevaron al triunfo en la segunda ronda. En vez de resentirte con él y otros, los tenés que convencer. Tu reto no se llama Nayib (y mucho menos Walter Araujo), tu reto es ganarte a los miles de Marlon, a todos los sectores (jóvenes y menos jóvenes) que insisten en la renovación de la política y quieren usar ARENA como vehículo para lograrlo. Si lográs que todos ellos (y yo soy uno de ellos) se movilicen como lo hicieron en enero y febrero de este año, entre primera y segunda ronda, vos vas a ganar la alcaldía cómodamente, y además juntos van a jalar suficientes votos para las diputaciones.

Los amigos escépticos no hay que marginarlos, hay que convertirlos en la masa crítica que dé fuerza a tu campaña y la de los diputados. Los escépticos andan proponiendo incluso nombres para relevarte de la candidatura: Ana Vilma de Escobar o René Portillo Cuadra. Es una locura, porque ellos no tienen ningún interés en la alcaldía, porque saben que van a tener mucho éxito encabezando la campaña para diputados. Son tus aliados por excelencia. Trabajando juntos, van a potenciar ambas campañas, la de alcalde y la de diputados. En cambio, si ustedes permiten que existan y sean visibles grietas y resentimientos entre ustedes, se van a causar daño mutuamente.

Si hay un lección a aprender de tu experiencia en la primera y en la segunda ronda de la campaña presidencial, es esta: Hay que acercar a los escépticos y convertirlos en aliados. Hay que acercar a los críticos y convertirlos en asesores. Hay que tomar en serio a los independientes, para convertirlos en votantes.

Si vos das esta señal de apertura, de pluralidad, de inclusión de los jóvenes, inquietos e y renovadores, ¿qué daño te puede hacer un candidato virtual? De todos modos, las alcaldías no se ganan ni en televisión ni en redes sociales, ni en desfiles de moda – sino en los barrios, las calles, los barrancos. Ponéte las botas, Norman, ensuciátelas, y olvídate de los grandes debates pajísticas. Quien quiere discutir contigo que vaya contigo a los barrios, enfrente de la gente de a pie.

Saludos te manda Paolo Lüers

Posdata: Y por favor, quitános estas láminas en Plaza Palestina. Ya nos cortaron nuestros árboles, ni modo, ya estuvo el daño. Que terminen lo que tienen que hacer de remodelación, ¡pero ya!