“Las mesas no son para sentarse”, le dijo Michelle (de 3 años de edad) a Andrés cuando éste se sentó en una de las mesas de trabajo donde realizan sus actividades.
Andrés se disculpó con Michelle y le dio la razón, a lo que la niña asintió con un movimiento de cabeza.
Este simple gesto es la muestra de lo mucho que un niño puede aprender en la guardería Playcare.
“Es increíble el cambio que los niños tienen aquí”, dice Karla Hernández, jefa de recursos humanos de la empresa de lácteos en la que está instalada la guardería.
“Ahora son los niños los que le enseñan a los papás. Les dicen que pidan las cosas por favor, que den las gracias, que sean respetuosos, etc.”, agregó Hernández.
La compañía decidió aliarse con IMPCT Coffee e instalar su guardería empresarial hace dos años.
La primera empresa social en El Salvador invierte sus ganancias en guarderías
IMPCT Coffee es la primera empresa social del país que está cambiando la forma de hacer negocios. Su misión está en aportar a la sociedad.
Durante este tiempo han acogido a los hijos de los empleados y los están formando con la ayuda y asesoría de la empresa de Escobar.
La inversión en infraestructura y contratación del personal corre por cuenta de la empresa e IMPCT Coffee les da la metodología y seguimiento de la enseñanza.
Las diferencias con otras guarderías son notorias: no solo se destaca la metodología y calidad de la educación, sino además, el beneficio económico que tienen los padres.
En El Salvador son pocas las instituciones que ofrecen una educación basada en el método Montessori y las que lo hacen, están fuera del alcance económico de muchas familias, sobre todo de las de más escasos recursos.
Pero Playcare ofrece una educación a un costo mucho menor al que pagarían en otro lugar.
Imelda del Carmen García, una de las guías de la guardería, asegura que el cambio en los niños se nota con tan solo unas semanas. “Los niños se vuelven más comunicativos, más participativos y responsables”, afirma.
Rosy Escobar, que trabaja junto a Andrés, es la encargada de darle seguimiento al trabajo de las guarderías y verificar que su objetivo de educación se esté cumpliendo.
Juan José Alfaro es padre de una de las niñas que recibe educación en Playcare.
Antes de decidir que su hija estuviera en esta guardería, su cuñada era la responsable de cuidarla en casa.
Lo más fácil para entretenerla era encenderle la televisión o darle un teléfono móvil para que jugara o se durmiera.
Conoce la empresa que ofrece oportunidad laboral a expandilleros
La empresa desarrolla un modelo de negocios inclusivo, en el que todos sus trabajadores continúan con sus estudios de bachillerato y universidad.
Pero en Playcare su hija se ha vuelto más comunicativa e independiente. Ya no necesita que alguien más la vista o le dé de comer y su actitud es mucho más propositiva.
Alfaro tampoco tiene que gastar más por el cuidado de su hija. Con una mensualidad de no más de $20 su hija recibe una excelente educación y está a tan solo unos metros de su puesto de trabajo.
En el futuro Escobar espera acompañar no solo guarderías empresariales, sino también apoyar otras que funcionan en zonas de escasos recursos donde los niños son presa fácil de la violencia o la educación deficiente.
Andrés confía en que su compañía encuentre más aceptación de mercado y así el impacto social sea aún mayor.