El Ministerio de Economía (Minec) oficializó este lunes lo que muchos automovilistas ya temían: el precio del combustible subirá de precio desde este martes 22 de mayo y todo indica que seguirá al alza, lo que repercutirá directamente en el bolsillo de los consumidores.
Con el cambio oficializado ayer, el galón de la gasolina especial alcanza un costo de $3.79 en la zona central del país, $3.80 en la zona occidental y $3.83 en la zona oriental, precios que se aproximan a los $4 que no se veían desde 2015.
Y si la tendencia internacional se mantiene, este precio podría llegar a los $5 por galón, como en 2008, cuando la coyuntura económica sumió al mundo en una crisis financiera de la que muchos países aún intentan salir.
Y es precisamente una coyuntura económica inestable la que ha vuelto a incrementar el precio al consumidor a nivel internacional.
Según el Ministerio de Economía, el alto precio de los combustibles que percibiremos a partir de hoy se debe a la confirmación por parte de Estados Unidos de no continuar con el acuerdo sobre el programa nuclear iraní e imponer nuevamente sanciones económicas a este país.
Además, incide en la reducción en los inventarios de petróleo y sus derivados, según confirma el último informe brindado por la Agencia Internacional de Energía (AIE por sus siglas en inglés).
Y la producción de petróleo de esquisto (que se obtiene con el choque de las piedras bajo la tierra) tampoco ha sido suficiente para suplir la demanda.
Todo esto ha provocado que el barril de petróleo se cotice a un precio de $72 cuando a inicio de años este era de $50.
Y los expertos en el mercado de hidrocarburos creen que esta tendencia sigue al alza pues las tensiones políticas entre los países productores continúa.
“Es muy probable que lleguemos a ver un precio de hasta $100 por barril”, estimó Julio Villagrán, analista de mercado de combustibles, quien no duda que pueda ocurrir en los próximos seis meses.
Un efecto dominó
El Salvador, que es importador neto del combustible, tendrá consecuencias inmediatas, según explicó el analista económico, Carlos Pérez Trejo.
La primera consecuencia será la reducción del consumo pues los salvadoreños intentarán ahorrar lo más que puedan.
Según Villagrán, hace cinco años los salvadoreños consumían 30 millones de galones de combustibles en el mes. Ahora esta cifra es de 38 millones de galones.
Pérez Trejo dijo que, según los datos históricos, cuando el precio del combustible llegó a precios exhorbitantes, el consumo de combustible en el país se redujo entre 12 y 15%.
Afectación al comercio
La segunda consecuencia sería el incremento de precio de los fletes (transporte de mercancías) con lo cual los bienes y servicios podrían encarecerse.
“Es una afectación directa.
Actualmente la inflación ha estado muy baja y no supera el 1%, pero un alza como esta podría elevarla significativamente.
Una tercera consecuencia sería un alza a la energía eléctrica pues un promedio del 18% de la energía que se genera en el país se consigue a través del búnker, por lo que es probable que los próximos cambios de precio aumenten para el consumidor.
“Por todos los ángulos desde donde se vea esto va a afectar a la economía”, señaló Pérez Trejo.
“No hay fuerza humana que disminuya ese precio, solo los países poderosos pueden hacerlo”, finalizó. El economista recomendó buscar métodos de ahorro.