El Salvador puede perder más empleos si no se suma a la cuarta revolución industrial

El 75 % de los empleos es susceptible de ser sustituido por máquinas en el futuro.

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Los robots están sustituyendo muchos empleos, incluso los agrícolas.

Por Karen Molina

2018-03-05 8:00:45

Por si el desempleo y los riesgos de la migración no fueran suficientes, el avance de la cuarta revolución tecnológica a nivel mundial también está poniendo en peligro los empleos salvadoreños.

Según un informe sobre desarrollo industrial del Banco Mundial, en El Salvador el 75 % de los puestos de trabajo son susceptibles de automatizarse, es decir, de sustituirse por máquinas o tecnología ya existente.

Y los ejemplos están a la vista. Jaime García, investigador senior de la escuela de negocios del INCAE, que visitó el país hace una semana, explicó, con varios ejemplos, que hoy día ya no son necesarios los contadores, pues hay programas informáticos que hacen todo el trabajo en menos tiempo. Hasta para pedir la orden en un restaurante ya no es necesario un camarero, pues hay máquinas que pueden hacerlo con rapidez.

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El informe del Banco Mundial hace un ajuste al porcentaje de trabajos susceptibles de automatización. Afirma que, en el caso de El Salvador, este podría reducirse hasta el 46 % porque los bajos salarios harían una inversión en tecnología menos rentable y por lo tanto, su adopción sería más lenta.

Otros países de la región están en las mismas condiciones y otros de Latinoamérica, que están buscando el desarrollo, atenúan ese porcentaje con un esfuerzo mayor por innovar.

Y las personas que menos ganan, son los más propensos a ser sustituidos. “Si usted gana $40 la hora, tranquilos, todavía no va a llegar un robot a sustituir su trabajo”.

La cifra

5 millones

de empleos peligran de perderse en 2020, según el Foro Económico Mundial.

Por esa razón, García afirma que “hay que adelantarse a los cambios y planear estratégicamente” y respalda sus afirmaciones con datos globales sobre los empleos perdidos en el mundo como consecuencia de la tecnología.

Según los datos del Foro Económico Mundial, para 2020 se van a perder 5 millones de empleos a causa de los robots y la inteligencia artificial. Daron Acemoglu, un reconocido economista turco, estima que el número de empleos que se perdieron por robots entre 1990 y 2007 ha sido de más de 670,000.

“La causa de que Detroit sea una ciudad quebrada no fue la apertura del mercado ni la competencia. Fue que no se supieron adaptar al cambio”, agrega García.

Y así, el experto ejemplifica con muchos casos lo que está ocurriendo en el mundo: los abogados ya son desplazados por robots. Incluso los trabajos que creíamos que son del futuro, ya han sido desplazados. Watson, por ejemplo, es un robot que diagnostica y receta contra el cáncer. “El trabajo del futuro, que es hoy, ya se está perdiendo”, agrega.

“El problema no es la tecnología, es cómo nosotros nos acercamos y entendemos”, afirma.

Inversión en desarrollo humano

Pero ¿qué hacer ante esta amenaza? El experto del INCAE dice que hay que seguir invirtiendo en desarrollo humano. “Hay que ser creativos, solucionar problemas y seguir aprendiendo. Uno no puede decir que lo conoce todo. Hay que saber comunicar y prepararse para la vida”, afirma. De lo contrario, las empresas contratarán máquinas como Watson que desplazarán nuestras actividades en la empresa.

En esto es clave la educación pues hoy día los ciudadanos deben aprender de todo y para todo pues la exponencialidad de la tecnología lo solicita.

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Cada año se calcula que la población que está buscando trabajo crece en 50 mil personas; pero la velocidad con que aumenta la creación de plazas no es suficiente para cubrir dicha demanda.

“Como líderes empresariales podemos desarrollar habilidades digitales en la población, renovar las reglas del juego de acuerdo a los nuevos sectores digitales”, afirma García.

“El mundo no nos va a esperar 30 años. Hay que sumarse a esta revolución industrial desde ya”, afirma con énfasis.

Y no se pueden esperar que estos esfuerzos provengan solo de las autoridades. Más bien, el reto es a que las empresas puedan impulsar esta educación. ¿Cuántas empresas en la región están alineadas a esto? ¿Cómo estamos ayudando para que las universidades se adapten al desarrollo del país?, se pregunta.

Nuevos trabajos

El gran reto para las empresas, y también para el Gobierno, es que se le ayude a los estudiantes de hoy a generar intereses que estén alineados con la producción y demanda de mercado, para que las universidades se adapten a las necesidades laborales del país y del mundo.

Las empresas también juegan un papel importante pues ahí es donde se están creando pequeños emprendimientos tecnológicos innovadores que podrían multiplicarse a través de asocios público-privados o concentrándose en clusters.

En Costa Rica, por ejemplo, empresas de equipos médicos han creado un cluster muy importante que ha comenzado a despuntar las exportaciones hacia el mundo y, por ende, le está dejando al país grandes beneficios económicos.

“Si no tenemos una estrategia, podemos perder más empleos en el futuro. Pero si la creamos, podemos ser más productivos, más competitivos y mejorar la economía”, afirma el experto.

Uno de los primeros pasos para que esto funcione es eliminar barreras y pensar en las habilidades que necesitamos para que el país se sume a esta cuarta revolución.