El presidente de ASER, Óscar Funes, destaca que la burocracia es la gran limitante para ejecutar proyectos de energía renovable.
“Es una gran cantidad de requisitos, en los que cada institución se convierte en la validadora de otra, por ejemplo cuando llego al ministerio de Medio Ambiente, tengo que cumplir los mismos requisitos (…) cada unidad se encarga de poner tantos requisitos, que cumplirlos para ingresar un documento, demora seis meses”, recalcó.
Señala que no entiende quién es el ente rector de este tipo de programas porque tanto al ministerio de Medio Ambiente, la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET), el Viceministerio de Vivienda o el ministerio de Hacienda, hay que entregarles los mismos documentos.
“Acabamos de inaugurar varias unidades fotovoltaicas en línea y para cada una de ellas, los permisos me demoraron un año y medio y construir los proyectos me demoró dos meses”, señaló.
José Roberto Duarte, gerente general de la empresa MOR, que recientemente inauguró un planta fotovoltaica también destacó que la principal traba para las inversiones la representa la excesiva cantidad de trámites que se tienen que cumplir.
Por ejemplo, para la construcción de la bodega donde se instalaron los paneles solares, se tardaron tres años en la tramitación de los diferentes permisos.
“Dejamos de percibir entre $70 a $100 mil por el tema permisos, porque es una cadena de permisos (que involucra a varias instituciones)”, aseguró el empresario.