Estructura del Ecosistema Emprendedor en El Salvador

Hoy en día, ser emprendedor implica llevar una medalla al mérito, que la merece tanto la señora que se “rebusca” con su canasto, como el que le vende software a empresas en el extranjero. También es sinónimo de una comunidad de soñadores que crean empleos en la adversidad.

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Foto Por elsalv

Por Ramón Candel

2015-12-20 10:00:00

Hace algunos años aceptar que uno era emprendedor no era nada glamoroso, casi que hasta daba pena admitirlo por el estigma que llevaba. La buena noticia es que esto ha cambiado radicalmente, y ahora lo decimos con orgullo y pasión – ¡soy emprendedor! .

Una de las razones de este cambio de mentalidad colectiva es que se ha ido creando una vibrante, aunque todavía incipiente, comunidad emprendedora que está creciendo y renovándose cada vez más. Esto ha tardado años, y se ha debido a varios actores que han trabajado mucho para que el ecosistema emprendedor agarre vida propia. 

Este ecosistema se compone de varios miembros donde todos tienen un rol, desde los emprendedores existentes y en potencia, instituciones educativas y de gobierno hasta diferentes asociaciones, gremiales  & ONGs. 

En general, este ecosistema se puede simplificar en tres grandes áreas – asesorías & apoyo, financiamiento y “networking’. En el área de asesoría y apoyo hay varios actores: colegios, universidades, ONGs e instituciones. 

Primero hay que reconocer la importancia del impacto de las instituciones educativas, pues hasta hace poco sus curriculas estaban diseñadas para formar empleados, pero desde hace algunos años tanto colegios como universidades han dado un giro de 180 grados. Ahora, lo que se busca es formar emprendedores y  profesionales que tengan las competencias necesarias para emprender y que quieran correr el riesgo de iniciar su propia empresa. 

Escuelas como la International Christian School están inculcando la cultura emprendedora desde el 6º grado a sus alumnos. La Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), pionera en el emprendimiento desde 1997, renovó su pensum para incluir materias que promueven el espíritu emprendedor, además de crear una incubadora de empresas para los miembros de su comunidad. 

Así también lo han hecho otras universidades como la Universidad Francisco Gavidia & la Escuela de Comunicaciones Mónica Herrera, entre otras. 

La segunda gran área de este ecosistema es el financiamiento. Esta es quizá la parte más incipiente, pero en la que poco a poco se han ido abriendo más oportunidades para encontrar tanto capital semilla como posibles inversionistas.  

Además poco a poco se han ido organizando grupos de inversionistas para aportar capital de riesgo a empresas que demuestren ser del tipo innovador, como el caso de Emprende Inversiones, o de impacto social como el caso de Pomona Impacts y Ashoka.  Si lo que se busca es un financiamiento más formal, la banca ahora cuenta con el programa de  Fondo de Garantías de Bandesal, disponible en muchos de los bancos del sistema financiero. 

La red de contactos

La tercer área es quizá la más difícil de fomentar,  el sistema de “networking” para emprendedores, pero poco a poco se ha ido consolidando. Formar parte de una red de contactos es vital para cualquier emprendedor, pues le ayuda a dar a conocer su negocio a posibles nuevos clientes, socios o proveedores, además de funcionar como una red de apoyo moral y espiritual, pues solo un emprendedor comprende los problemas de otro. 

Estas redes existen de muchas formas, desde centros de negocios especializados para emprendedores, como los son Point y la Casa Tomada, que fomentan que sus asociados interactúen y colaboren entre sí, hasta encuentros de emprendedores.  Una que está dando mucho de qué hablar últimamente es El Mercadito, una iniciativa que permite a los emprendedores dar a conocer sus productos y a conocerse entre sí.

En El Salvador nos hemos tardado más que otras regiones en apoyar a nuestros emprendedores, pero como vemos, esto ha ido cambiando y ahora decir “soy emprendedor” es motivo de orgullo. No me extraña que ahora sintamos este orgullo, después de todo los salvadoreños siempre hemos tenido fama de ser de los más emprendedores y trabajadores de Centroamérica, solo que necesitábamos volver a recordárnoslo.  

*Escrito por Ramón Candel

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