En la ciudad de las neblinas, como suele llamársele a Cojutepeque, está ubicado el Instituto Nacional “Walter Thilo Deininger”, ahí estudian más de 1,700 alumnos que se vieron beneficiados con el programa de apoyo a la educación de Banco Agrícola, a través del cual se unieron esfuerzos para fortalecer la infraestructura y equipar el Laboratorio de Ciencias.
El instituto Nacional Walter Thilo Deninger es el más grande del municipio, fue fundado desde hace 60 años, desde entonces su laboratorio de ciencias nunca había sido remodelado y sus instrumentos eran obsoletos, lo que dificultaba la práctica experimental en los alumnos.
“En Banco Agrícola tenemos el compromiso de proyectarnos a la comunidad, pero estamos convencidos que solo unidos podemos transformar la sociedad y el país, por eso en esta ocasión sumamos esfuerzos con la Fundación Ciudad de las Nieblas en Los Ángeles, el Ministerio de Educación y el Consejo Educativo Escolar para recaudar los fondos que requerirá el proyecto”, expresó Lourdes de Carrillo, gerente de la agencia Cojutepeque.
A través de este programa incluyente se logró invertir más de $20 mil, que fueron utilizados para reparar y comprar equipo e instrumentos para el laboratorio, se adquirió muebles y se mejoró la infraestructura, el salón de clases, de esta forma ahora los estudiantes tienen un lugar adecuadodonde realizar sus prácticas de ciencias naturales, química y biología.
Comprometidos con mantener la calidad académica, el Instituto acepta a los alumnos de acuerdo a su record académico, como resultado, en la PAES 2014 un alumno de esta Institución obtuvo una de las mejores notas a nivel nacional; otros alumnos se han acreditado becas por su buen desempeño.
Invertir en los jóvenes que desean un mejor futuro a través de la educación y generar con estos proyectos desarrollo para toda la comunidad, es la forma en cómo Banco Agrícola es receptivo con sus necesidades y muestra respeto por las personas con quienes fomenta relaciones de confianza a largo plazo.
A través de la educación Banco Agrícola construye una banca más humana, apoyando la construcción de sueños y proyectos de los salvadoreños, convirtiéndose en un actor social que fomenta el desarrollo de las comunidades sostenibles.