La caída del yuan afecta mercados y presiona a Latinoamérica ya en desaceleración

La devaluación del yuan muestra una intención clara de China de mejorar sus exportaciones y al mismo tiempo dificultar las importaciones. Con un menor consumo, importará menos materias primas y reducirá su demanda de Latinoamérica.

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Por EFE

2015-08-12 11:26:00

 
Río de Janeiro. La decisión de China de devaluar el yuan, que acumuló una depreciación del 3.5 % en dos días, eleva la presión sobre las economías de América Latina, porque reducirá sus exportaciones de materias primas y sus ingresos de divisas, según analistas consultados hoy por Efe. 

La decisión de China de reducir el tipo de cambio de referencia del yuan con respecto al dólar y de introducir una reforma en el sistema cambiario dejó claro, según los especialistas consultados, que el gigante asiático optó por promover su crecimiento mediante el aumento de las exportaciones y no del consumo. 

Ello implicará una reducción de sus importaciones, lo que es una señal de alarma para una región que, como América Latina, es una importante exportadora de materias primas y cuenta con China como uno de los principales destinos de sus ventas. 

China es el mayor socio comercial de Brasil, la mayor economía de la región, y el destino de unos 40,000 millones de dólares anuales de exportaciones brasileñas, principalmente de hierro y soja. 

“La devaluación del yuan muestra una intención clara del Gobierno chino de mejorar sus exportaciones y al mismo tiempo dificultar las importaciones. Con un menor consumo, importará menos materias primas y reducirá su demanda de los países latinoamericanos”, afirmó Bruno Laviere, analista de la consultoría Tendencias. 

Según Laviere, especialista en mercados externos, los precios de las materias primas, que venían cayendo con fuerza, seguirán disminuyendo por una menor demanda mundial. 

“Al estimular sus exportaciones y dificultar las importaciones, China, que es un gran comprador de productos latinoamericanos como minerales, soja y alimentos, coloca una dificultad adicional a las economías de la región”, afirma Paulo Figueiredo, director de operaciones de la consultora FN Capital. 

Para Figueiredo, la devaluación del yen prácticamente deja sin efectos la mayor competitividad exterior que ganaron en los últimos meses varias de las economías latinoamericanas con la depreciación de sus propias monedas frente al dólar. 

“Con el yuan débil, es más caro para los chinos comprar nuestros productos, lo que reduce la demanda de nuestras exportaciones. Con menor demanda, el precio de las materias primas, que ya está bajo, se mantiene presionado”, explica Carlos Langoni, director del Centro de Economía Mundial de la privada Fundación Getulio Vargas. 

Para estos analistas, la consecuencia lógica de la caída de las exportaciones latinoamericanas de materias primas hacia China será una menor entrada de divisas en la región y dificultades para mejorar las balanzas comercial y de pagos. 

La devaluación del yuan, por lo mismo, no sólo afecta las exportaciones de la región sino al propio Producto Interior Bruto (PIB) de los países latinoamericanos, según Langoni. 

La devaluación del yen se produce en momentos en que, tras la pujanza de los últimos años, las economías de la región comienzan a sentir dificultades por la fuerte caída de las cotizaciones internacionales de las materias primas, principalmente petróleo, minerales y alimentos, que son su mayor fuente de divisas. 

Contracción en Sudamérica

En su última previsión, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó para la región un crecimiento de sólo un 0.5 % en 2015. La previsión es peor para Sudamérica, que sufrirá una contracción del 0.4 % presionada por el mal desempeño de países como Brasil (-1.5 %) y Venezuela (-5.5 %). 

Países sudamericanos que están en mejor situación, como Chile, Perú, Ecuador y Colombia, enfrentarán ahora una caída de sus ventas a China, importante importador de las materias primas exportadas por los países del Pacífico. 

El ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro, fue uno de los primeros en admitir que la devaluación china reducirá la competitividad de las exportaciones brasileñas, disminuirá los embarques hacia el gigante asiático y presionará aún más hacia abajo los precios de las materias primas. 

Pero Monteiro prevé otra dificultad: los países cuyos productos manufacturados compiten con los chinos en terceros mercados, como Brasil con sus exportaciones de automóviles y electrodomésticos, perderán competitividad. 

Es decir, que las exportaciones caerán no sólo hacia China sino hacia otros países. 

“Es evidente que la devaluación le ofrece a las exportaciones de manufacturados de China más competitividad en el mercado global. Y como el área en que China tiene una mayor penetración es especialmente aquí, en Sudamérica, eso podrá desplazar algunas exportaciones de manufacturas brasileñas”, dijo.