Brasil, un gigante que se encoge

El "Titán" adolece de estancamiento económico, baja recaudación, altas tasas de interés, la mayor inflación de la década y moneda depreciada.

descripción de la imagen
La revista The Economist ha representado a Brasil con el Cristo Redentor a punto de estrellarse con el cerro Corcovado, por la baja economía del país.

Por EFE

2015-03-26 8:00:00

SAO PAULO. Hasta 2013, las apuestas de la economía mundial estaban centradas en Brasil. La expansión económica, el aumento de la clase media y los eventos deportivos habían engrandecido, aún más, al país. Ahora, una década después de su despegue, parece que el gigante comienza a encogerse.

En 2009, cuando la crisis internacional golpeaba con fuerza a Europa y Estados Unidos, Brasil se presentó al mundo como un titán gracias al dinamismo de su economía doméstica, basado en la expansión del crédito, las exenciones fiscales para la compra de productos en algunos sectores y la reducción de aportes patronales con el gasto de los salarios.

Además, la elección de Brasil como sede del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 crearon unas expectativas en torno al país latinoamericano, que llegó a crecer un 7,6 % en 2010, durante el segundo mandato del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Sin embargo, con la llegada de la presidenta Dilma Rousseff al poder, la economía nacional tan solo se expandió un 3,9 % en 2011, el 1,0 % en 2012, un 2,3 % en 2013 y es posible que cierre 2014 y 2015 en números rojos, según las últimas proyecciones.

Nueva contabilidad para calcular el PIB

Las cifras del PIB de 2010 y 2011, que inicialmente eran de un crecimiento del 7,5 % y el 2,7 % respectivamente, fueron ajustadas recientemente bajo los nuevos parámetros de contabilidad aplicados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Además del estancamiento de la economía, las cuentas públicas registraron un déficit histórico el año pasado, la tasa básica de interés fue subida a su mayor nivel en seis años (12,75 %), la inflación interanual ascendió hasta el 7,7 % -la mayor en la última década- y el real se depreció más de un 20 % desde que comenzó 2015.

Es crisis doméstica, no internacional

Para el economista de la universidad Fundación Getulio Vargas (FGV), Andrè Nassif, el debilitamiento de la economía brasileña en los últimos meses no puede ser atribuido a la crisis internacional, como ha argumentado Rousseff, sino que tiene “su origen en el ámbito doméstico”.

“Las medidas tomadas por Brasil en 2009 y 2010 eran correctas. Pero insistir durante un periodo mayor del necesario acabó siendo contraproducente”, señaló a Efe Nassiff.

De acuerdo con el profesor, desde 2012 la inversión privada fue insuficiente y la tasa de crecimiento de los gastos del Gobierno fue superior a la de variación del PIB, lo que aumentó la deuda bruta y disminuyó la confianza privada.

Esta visión es compartida por el profesor de economía de la Universidad de Sao Paulo (USP) Paulo Feldmann.

Vacas flacas en la industria

El académico subrayó que durante la época de “vacas gordas” los empresarios brasileños no fueron estimulados a invertir, la infraestructura empeoró cada vez más y el auge de las materias primas provocó una entrada importante de dólares y una fuerte apreciación del real.

A su juicio, este conjunto de factores “quebró” la industria brasileña y el país pasó a depender únicamente de las “commodities”, comprometiendo así su economía.

La delicada situación que atraviesa Brasil viene perfilándose desde finales de 2014, pero se intensificó con el segundo mandato de la presidenta Rousseff, desde el pasado 1 de enero, tras el agravamiento del escándalo de corrupción de la estatal Petrobras y la crisis política en el país.

La fragmentación de la base aliada de Rousseff en el Congreso puede dificultar la aprobación del ajuste fiscal propuesto por el Gobierno para reducir los gastos y sanear las cuentas públicas, lo que complicaría todavía más la ya debilitada economía.

Según una encuesta de la FGV, solo un 27 % de las empresas se dice dispuesta a elevar sus inversiones en los próximos doce meses, el menor porcentaje desde 2012; mientras, la confianza del consumidor, motor de la economía en lo últimos años, se encuentra en mínimos históricos.

Cristo Redentor se estrella

La evolución de Brasil ha sido seguida con atención fuera de las fronteras latinoamericanas e incluso la revista británica The Economist ha plasmado en los últimos años su visión sobre la situación del país.

En una de sus portadas de 2009, el Cristo Redentor “despegaba”; tres años más tarde, tras las protestas que en 2013 sacudieron el país en demanda de mejores servicios públicos, la revista representó el emblema de Brasil apunto de estrellarse contra el cerro Corcovado.

No obstante, a pesar del pesimismo generado entorno al gigante latinoamericano, la agencia de calificación de riesgos Standards & Poor’s dio esta semana una muestra de confianza a Brasil al mantener su calificación de riesgo como segura para la inversión.

S&P consideró que la senda de ajuste fiscal seguida por Rousseff ayudará a enderezar la economía del país, la cual, según su pronóstico, retomará el vuelo a partir de 2016. EFE