El Cairo, capital del reparto a domicilio

Restaurantes, supermercados y hasta los pequeños comercios no pueden prescindir del reparto a domicilio, ni de las encomiendas en motocicleta.

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Equipo de motociclistas de una empresa de entrega a domicilio en El Cairo.

Por EFE

2015-02-06 8:00:00

EL CAIRO. Cigarros, comida, medicamentos, lo que sea. En El Cairo no hace falta salir a la calle para hacer la compra gracias al servicio de reparto a domicilio con el que cuentan la gran mayoría de los establecimientos de la ciudad y al ejército de motoristas que lleva todo tipo de pedidos a casas y lugares de trabajo a cambio de una simbólica propina.

Según se acerca la hora del almuerzo o la cena, crece el número de repartidores que recorren las congestionadas calles de la capital egipcia con sus bultos en la parte trasera de las motos.

Del servicio conocido como “delivery” (entrega) vive desde hace diez años Omar Faruq, empleado de una cadena de comida rápida para quien la pericia es vital si se pretende sortear los obstáculos y llegar a tiempo al destino.

“Hay mucho tráfico durante el día y la calzada está en mal estado; por eso es bueno tener experiencia y saberse todas las calles”, afirma en declaraciones a Efe.

Aunque la mayoría de estos trabajadores cobran bajos salarios por unas nueve horas de servicio diario, muchos confían en la generosidad de los clientes, que al recibir sus pedidos suelen compensarles con varias libras egipcias.

“Solemos ganar unas ochenta libras (unos diez dólares) de propina cada día, pero si alguien decide no darnos nada, tampoco podemos quejarnos”, destaca Mohamed Saad, que lleva pizzas a domicilio.

A pesar de las dificultades de trabajar en la calle, Saad se muestra más a gusto así que si estuviera dentro del restaurante. “Aquí tengo más libertad”, defiende sentado detrás del manillar.

El “delivery” se populariza

El “delivery” se ha popularizado tanto en El Cairo que los supermercados y otros tantos comercios no pueden prescindir de él y en muchos sitios está disponible las 24 horas del día, mientras los carros de la compra para el hogar habituales en otros países brillan por su ausencia.

En una pequeña tienda del acomodado barrio de Zamalek, su dependiente Seif Ahmed reconoce que también han tenido que contratar a una persona para hacer esos recados.

Comenta que los más interesados en pedir a domicilio suelen vivir cerca del establecimiento y quieren leche o cigarros, entre otras cosas, aunque en su caso personal -sostiene- prefiere ir a la calle y comprar lo que necesite directamente.

La comodidad es una de las ventajas inevitables de este servicio, que se ha diversificado hasta el punto de que hay incluso quien reclama de fuera una tradicional pipa de agua o “shisha” para fumarla en su casa.

En el café Amore, el responsable Rabie Abdelmorad explica que surten de “shisha” a los vecinos de la zona, quienes solo deben encargarse de cambiar el carbón regularmente.

“Nosotros se la llevamos ya encendida para los que no saben cómo hacer o se la quieren fumar rápidamente”, dice Abdelmorad, un sirio afincado en Egipto que reconoce que ese servicio “funciona muy bien” en su país de acogida.

Tanta demanda existe que hasta las farmacias anuncian en sus escaparates teléfonos a los que llamar en caso de que alguien necesite medicamentos y no quiera o pueda moverse de su casa.

Ese gusto por esperar a que llegue la compra tiene también sus riesgos: retrasos considerables y pedidos incorrectos pueden acabar con la paciencia de más de uno.

La joven Marina Rauf admite a Efe que suele llamar al “delivery” entre dos y tres veces por semana porque le gusta “la comida de fuera y no la de casa”.

“Cuando falta algo de lo que he pedido, siempre tengo que volver a llamar para quejarme y exigir que vuelvan para traerme lo que quiero”, argumenta la egipcia que, sin embargo, cree que “no pasa nada” si los repartidores se demoran hasta dos horas en vez de la media hora de rigor.

En una ciudad caótica como El Cairo, los retrasos son parte natural del ritmo diario y por supuesto del “delivery”, que ha irrumpido con fuerza en internet, donde hay empresas que ofrecen los menús de cientos de restaurantes y gestionan los pedidos que realizan los usuarios.

El portavoz de la compañía Otlob (pedido), especializada en este tipo de comercio electrónico, Basim Samir, destaca que reciben miles de encargos diarios y que sus clientes suelen ser jóvenes, extranjeros y trabajadores del sector privado.

Para Samir, ante esta demanda, la oferta está en constante crecimiento, desde establecimientos de comida tradicional hasta restaurantes japoneses o indios, pasando por los de comida rápida; por lo que augura una larga vida al reparto a domicilio en Egipto. EFE