A criterio de la empresaria Rosario de Barriere, hay muchos aspectos en El Salvador que dificultan realizar nuevas inversiones y que aumentan los costos de producción. Hizo un llamado al Gobierno para mantener un diálogo con el sector privado para mejorar la competitividad.
“Trabajar en estos momentos es bastante caro”, dijo.
Políticas de impuestos y nuevas normativas sobre remuneraciones han afectado al sector de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) porque no consideran las diferencias que tiene con la gran empresa, señaló. Con esto se refirió a los impuestos a las operaciones financieras, aumentos de salario, indemnizaciones por retiro voluntario y cobros en aduanas.
“Nuestros resultados en la actividad económica no nos permite tener ahorros para reinvertir en las empresas”, explicó.
De Barriere dijo que las Pymes cuentan con una carga tributaria de entre el 25 % y el 30 %, la cual consideró “bastante oneroso” para empresas que cuentan con poco capital y empleados.
Eventualmente, señaló, la cantidad de impuestos que tiene el sector, empuja a muchas empresas a pasar a la informalidad, reduciendo la base tributaria del país y distribuyendo la responsabilidad fiscal en menos empresas. “La carga tributaria para las empresas formales es ancha, esto va en detrimento de las empresas y el consumidor. Muchos de estos impuestos se le trasladan al producto”, explicó la empresaria.
Además, se refirió a la discrecionalidad de los funcionarios públicos y la falta de períodos fijos para los trámites burocráticos necesarios para exportaciones y nuevas inversiones. Al ser procesos complejos y lentos, desmotivan a los empresarios.
Estas condiciones afectan a la competitivida, ya que los productores locales deben competir con otros que tienen menos carga tributaria, cuentan con más tecnología o apoyo. Finalmente, dijo que antes era habitual el trabajo conjunto entre sector público y privado.