BCR analiza relación de precio y demanda

b El estudio relaciona los ingresos de las familias y su reacción ante los cambios de precios

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Las familias con más ingresos tienden a no modificar su consumo de combustible a pesar de que el precio de este varíe. foto edh /archivo

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2014-11-26 8:00:00

Un miembro de una familia de altos ingresos que tiene un vehículo y consume cierta cantidad de combustible está muy lejos de dejar su carro en casa y usar el transporte público aún si el precio de la gasolina sube.

Caso contrario ocurre con las familias de menores ingresos, cuya demanda se ve más impactada por la variación de los precios y por tanto, tiene que modificar su consumo.

Así se puede entender la relación entre el ingreso de las familias y el precio de la demanda de la electricidad y la gasolina, a través de un estudio realizado por la Red de Investigadores del Banco Central de Reserva y presentado ayer públicamente.

De acuerdo con Luis Adalberto Aquino, gerente de estudios y estadísticas económicas del BCR, la elasticidad de la demanda de los hogares con menores ingresos reacciona en mayor medida a las variaciones de los precios, en comparación con la demanda de los hogares con ingresos más altos.

De acuerdo con Aquino, estos datos son clave para la implementación de políticas públicas, pues factores como la aplicación de impuestos a estos productos pueden generar reacciones diferentes de acuerdo con los ingresos de los hogares.

De igual forma ocurre con la caída de los precios, que de acuerdo con los mismos distribuidores de petróleo en el país, podría aumentar la demanda en los próximos meses, debido a que su precio ha bajado considerablemente en las últimas semanas.

Los datos del estudio indican que la elasticidad o la respuesta entre precio y demanda con relación al ingreso ha sido de 1,010 entre 1975 y 2010 , un dato que se considera alto en comparación con la media de América Latina, que es de 0.69.

Luis Miguel Galindo, jefe de la unidad de economía de cambio climático de la Cepal, que participó del estudio, asegura que esta elasticidad debe tratar de reducirse a fin de que las familias con menos ingresos puedan tener menos impacto.

Pone como ejemplo que en países desarrollados, la tendencia de sus ciudadanos es a usar transporte público, cuando los precios de los combustibles van al alza, pero en América Latina, y en especial El Salvador, “no hemos sido capaces de dar un servicio público de transporte bueno”, por lo que los que adquieren un vehículo no vuelven a usar más un transporte público y mantienen la demanda de combustibles, que crece a medida que avanza el crecimiento económico.

Lo mismo está ocurriendo con servicios como la salud y la educación, donde las familias con mayores ingresos están prefiriendo los servicios privados a los públicos y no están no están dispuestos a modificar su consumo aún cuando el precio varíe.

Según los datos del estudio, el segmento de la población con mayores ingresos es el que registra una mayor tenencia de vehículos, mientras que las familias con menos recursos no tienen.

Galindo dice que en un país desarrollado se busca que las familias con menos ingresos vayan sumándose a la tenencia de vehículos. “En las ciudades más ricas el automóvil va entrando en otros grupos, otros quintiles de ingreso”, dijo el analista.

El estudio inició en 2012 y se presentó ayer en el BCR.

—EDH