Virgin Galactic prepara una nueva nave espacial

Richard Branson, propietario de Virgin Galactic, planeaba poner a los primeros turistas espaciales en órbita en 2015. Ahora se traza nuevas metas

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El SpaceShipTwo es la nave en la que Virgin Galactic espera llevar los primeros turistas al espacio.

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2014-11-03 7:30:00

CALIFORNIA. La empresa de turismo espacial Virgin Galactic podría tener una nueva nave lista para volar el próximo año, en medio de las preocupaciones generadas tras el accidente en que se estrelló un primer aparato durante un vuelo de prueba, el viernes pasado.

George Whitesides dijo al Financial Times que la construcción de la segunda aeronave está avanzada en torno al 65 por ciento y que podría salir al espacio en 2015, una vez que la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, que ha empezado a investigar el accidente, entregue sus conclusiones.

Virgin Galactic es una empresa dentro de Virgin Group de Sir Richard Branson que planea proporcionar vuelos espaciales suborbitales tripulados.

Whitesides informó además que el nuevo sistema de combustible usado durante el vuelo de prueba del SpaceShipTwo, el viernes en el Desierto de Mojave, fue rigurosamente examinado.

Ese día, el copiloto Michael Alsbury, de 39 años, falleció, mientras que el piloto Peter Siebold, de 43 años sobrevivió.

Su declaraciones siguen a la evaluación del futuro de Virgin Galactic hecha por su fundador, el británico Richard Branson, que esperaba estar entre los primeros pasajeros en su viaje inaugural previsto para inicios del próximo año. “Realmente pensábamos que para marzo del próximo año, estaríamos allí”, dijo el empresario multimillonario a la BBC, el sábado pasado.

Virgin Galactic ha invertido cerca de una década en tratar de desarrollar aeronaves que sean capaces de transportar a grupos de turistas al espacio en viajes de corta duración.

En mayo pasado, la compañía de Branson llegó a un acuerdo con la Agencia de Aviación de EE. UU. (FAA, por sus siglas en inglés) que allanaba el camino para la realización de estos vuelos suborbitales, que se espera alcancen una altura de 110 kilómetros, permitiendo observar la curvatura de la Tierra.

El acuerdo establecía cómo estas misiones utilizarían el espacio aéreo estadounidense, aunque no daba todavía luz verde al inicio de los viajes. —REUTERs/BBC Mundo/Expansión