Obras estratégicas a medias generan al país pérdida de competitividad

Falta de solución a problemas básicos y estratégicos, generará más pobreza y más necesidad de subsidios a población, advierten

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Obras estratégicas a medias generan al país pérdida de competitividad

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2014-09-27 8:00:00

La represa El Chaparral, el Puerto La Unión, el Aeropuerto Internacional El Salvador, el ferrocarril y la geotermia son obras de infraestructura que llevan más de siete años estancadas, a pesar de ser apuestas multimillonarias de este país, que podrían estar generando empleo e ingresos para el Estado.

El abandono, inoperancia o estancamiento por el efecto de litigios ha sido acompañado de discursos presidenciales desde hace casi 10 años, tiempo en el cual le han causando al país un grave deterioro en competitividad, lo que se traduce en menos inversiones y menor generación de empleo para los salvadoreños, de acuerdo con el director de asuntos económicos y sociales de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Waldo Jiménez.

Desde la gestión del expresidente Elías Antonio Saca, pasando por los cinco años de Mauricio Funes y ahora con el presidente Salvador Sánchez Cerén, varias obras prometidas en campaña continúan pendientes.

Una de las grandes promesas del expresidente Saca en 2005 fue el Puerto La Unión, que según lo apuntó traería incalculables oportunidades de desarrollo para el país y el despertar económico y social para toda la zona oriental. “El nuevo puerto de La Unión está diseñado para volverse un nuevo punto de entrada al continente americano. Con el nuevo puerto, El Salvador será el centro logístico de Centroamérica y parte de un nuevo canal seco que conecta a los océanos Pacífico y Atlántico”, apuntó Saca en el discurso que brindó en su primer año de mandato.

Y aunque se logró la construcción e inauguración de este, la concesión para operarlo quedó como tarea pendiente. Pasó el periodo de gestión de Mauricio Funes y entre promesas y supuestas fechas para lanzar bases de licitación, la concesión siguió en el limbo, y este nuevo quinquenio aún aguarda por la empresa que operará la terminal marítima que costó $200 millones.

Pero el tiempo perdido en esperar por la empresa que lo opere no es el único problema, tal como lo ha destacado este periódico en ocasiones anteriores, esto ha significado millonarios gastos para el Estado.

Al estar inactivo, lejos de generar atractivos ingresos para el país, ha ocurrido todo lo contrario. Cada día que pasa sin operar, el puerto consume miles de dólares que son pagados con los impuestos de los salvadoreños.

En la última rendición de cuentas que realizó la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), sus gastos totales de junio 2013 a mayo 2014 fueron de $11.6 millones, que significaban, en promedio, casi $1 millón al mes.

El Gobierno continua utilizando los ingresos provenientes de terceras empresas que maneja CEPA: Puerto de Acajutla y aeropuerto internacional, para mantener los gastos que genera la terminal.

Adicional a los gastos que debe cubrir, el Gobierno tiene pendiente -antes de entregar la concesión- el azolvamiento del canal de acceso, que deberá cubrir con otra licitación de la cual aún no se define cuándo estará lista.

En este tema, el representante de la ANEP enfatizó que desde que se comenzó a construir la terminal marítima, el Gobierno debió haber iniciado el proceso de concesión, de tal manera que la empresa que ganara la concesión tuviera oportunidad de opinar sobre los diferentes componentes del puerto.

“Ese es el plan ideal de la construcción y concesión de un puerto, sin embargo, se dejó que sucediera, que siguiera la ruta a la buena de Dios y que se siguieran utilizando recursos no solo para mantenerlo, sino también para pagar el préstamo. Ya llevamos varios años de pagar un préstamo de una obra que no estamos utilizando”, reiteró Jiménez.

Otro de los proyectos trazados hace más de ocho años es la modernización y ampliación del Aeropuerto Internacional El Salvador, el cual permitiría ampliar las posibilidades de la inversión extranjera así como la participación en los mercados internacionales, tal como lo destacó hace unos días el presidente Sánchez.

Según indicaba el Plan Estratégico de Desarrollo Aeroportuario, que se presentó en la gestión Saca, se pensaba en la construcción de una nueva terminal de pasajeros, otra área de carga y una nueva pista -que según el estudio- debía concluirse entre los años 2012 y 2015.

A la fecha, los grandes avances presentados por la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) han consistido en el remozamiento de baños, un nuevo sistema de aire acondicionado, un nuevo centro de Control Radar y apenas el 60 % de remodelación de la pista.

Así ha ido quedando de lado la ampliación para tener capacidad de recibir a más pasajeros -por ahora 2.3 millones por año- y además el estudio de la política comercial que daría paso a modernizar la terminal y a una posible mayor generación de ingresos.

El ferrocarril -del cual se anunció en 2005 que se licitaría un estudio sobre la viabilidad para reactivarlo- sigue varado.

En febrero de 2013 CEPA apenas firmó un convenio con la empresa española Tramrail para realizar un estudio de factibilidad social, económica y medioambiental del sistema ferroviario, del cual señalaron que, de llegar a ser efectivo, el proyecto iniciaría a finales de 2013. Y ahí quedó paralizado.

Geotérmica estancada

Otra de la infraestructura estratégica es la Geotérmica de Berlín, que sigue frenada por el litigio CEL-Enel, de tal forma que si bien tiene enorme potencial para extraer más energía de la tierra, es imposible que haya nuevas inversiones hasta que el país solvente el litigio con la italiana.

Toda estas obras que continúan entre planes del gabinete de gobierno, de acuerdo con Waldo Jiménez, “son millones de millones de dólares de inversiones que no se han realizado en el país y de empleos que no se han generado como consecuencia de las decisiones equivocas tomada de los últimos 10 años”, subrayó.

El economista Manuel Hinds indicó que la vía que lleva todo el dinero invertido en estudios de factibilidad y obras inconclusas puede quedar “tirado en el suelo”.

“El Gobierno dice que no tiene dinero y que hay que cobrar más impuestos. Es un desperdicio horroroso lo que están haciendo porque no se sabe si algún día va a funcionar el Puerto La Unión o incluso el Sitramss”, advirtió Hinds.

Entre las promesas de los exmandatarios y el actual presidente, figura la generación de nuevos proyectos de energía para reducir el costos de esta para los salvadoreños. Sin embargo, con ejemplos como el hoyo de El Chaparral, según lo indicó Hinds, “se demuestra la gran incompetencia y una parte de la medida del desastre que hay en el país”.

Al no concluirse cada una de estas obras “estratégicas”, según lo calificó Jiménez, el Gobierno demuestra el poco interés que tiene en atraer más inversionistas y generar más empleos para los salvadoreños. “La falta de solución de los problemas básicos y estratégicos genera pobreza, y la gente en una situación de pobreza exige que el Gobierno le solucione los problemas, entonces se forma un círculo vicioso porque el Gobierno para mantener contentos a los ciudadanos gasta más dinero en dar subsidios y no le alcanza, entonces van y cobran más impuestos, deprimen más la economía, hay menos empleos, hay más pobres”, indicó Jiménez.