PARÍS. Aún no ruedan cabezas en el FMI, pero si ocurre no sería la primera vez. Este organismo nuevamente se ha visto envuelto en un nuevo escándalo que amenaza con dejarlo acéfalo, tres años después de haber perdido la de Dominique Strauss-Kahn, quien dimitió al verse envuelto en un caso de acoso sexual.
Su nueva dirigente, Christine Lagarde, fue imputada por “negligencia” tras haber sido interrogada durante varias horas en relación con una investigación por presunta corrupción.
En el caso de Strauss-Kahn, la verdugo fue una mucama de hotel, esta vez, el empresario Bernard Tapie. Los jueces le reprochan haber sido negligente en el caso de la indemnización concedida por el Estado a Tapie en 2007, de más de 400 millones de euros, como compensación por la venta de la empresa de material deportivo Adidas.
Confiscado a Tapie, ese grupo fue atribuido al banco Crédit Lyonnais, de titularidad pública, que lo vendió en 1993 al empresario Robert Louis-Dreyffus.
En ese entonces, Tapie consideró el precio de la venta muy inferior al de mercado e inició un litigio que duró años.
Para cerrarlo, Lagarde, en su calidad de ministra de Economía entre 2007 y 2011, ordenó un arbitraje privado, en lugar de uno público, que impuso esa indemnización millonaria.
Los tribunales abrieron una investigación al considerar que la indemnización era más elevada de lo previsto y que eso pudo deberse a la amistad entre Tapie y el entonces presidente, Nicolas Sarkozy.
Cinco personas han sido acusadas en este sumario por los jueces instructores, entre ellos el empresario y exministro Tapie -conocido por su amistad con Sarkozy- y el anterior director del gabinete de Lagarde en el departamento de Economía, Stéphane Richard, actual presidente del operador de telecomunicaciones Orange.
Usted, ¿qué opina, Lagarde debe dimitir?
Christine Lagarde, presidenta del FMI