Una opción es una zona de desarrollo con leyes flexibles

No es necesario crear una zona geográfica, la flexibilidad en las regulaciones serían muy exitosas, según Paul Romer.

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Paul Romer, economista, matemático y uno de los promotores de la adopción de ciudades chárter en los países desarrollados está en El Salvador. foto CORTES??A PAUL ROMER

Por Por Guadalupe Trigueros Fabeiro |

2014-06-25 6:00:00

Paul Romer, el máximo promotor de las ciudades chárter en los países en desarrollo, se encuentra en el país para exponer los beneficios de adoptar tales modelos en las naciones que quieren mejorar sus condiciones económicas. Considerado por la revista “Time” uno de los hombres y académicos más influyentes, comparte en una entrevista exclusiva con Expansión sus conocimientos y recomendaciones.

¿Ha asesorado a la ANEP para la propuesta de ciudades chárter?

Fui asesor del gobierno de Honduras en 2012 y actualmente estoy fuera del proceso de este país. En El Salvador, un grupo de empresarios me invitó para presentar los beneficios e ideas alrededor de las zonas económicas y esa es la aportación que yo haría, no hay ningún acuerdo.

¿Qué tipo de modelo de ciudad chárter o zona de desarrollo es viable para el país?

Los líderes y ciudadanos salvadoreños deben decidir las reformas que deseen y a partir de ello, seleccionar el tipo de zona.

¿Y qué tipo de reforma se necesita para aspirar a una ciudad chárter o de desarrollo?

Hay muchas partes de las regulaciones y leyes de un país que los mismos miembros de la sociedad deben seleccionar para hacer enmiendas para ello.

Por ejemplo, una reforma es procurar cambios en el mercado laboral, para que haya más oportunidades de empleo. Otra forma sería expander el tamaño de las ciudades para que la vivienda sea más accesible.

Otra posible reforma es enfocarse en leyes de medio ambiente para mejor calidad de aire y menos contaminación.

Lo que sí puedo decir con firmeza es que las zonas especiales deben usarse para impulsar reformas y no para dar concesiones especiales a ciertos grupos que tienen intereses privados.

Lo que recomiendo es que hagan zonas de reformas que resistan a ser zonas de concesiones a ciertos grupos de interés. En otras partes del mundo hemos visto que las zonas se han utilizado para beneficios de la sociedad, pero en otras solo para beneficio de unos cuantos.

Una política de reducir impuestos no es una reforma, es una concesión, porque no quisiéramos que eso se replicara en todo el país, sino, nadie pagaría impuesto. La mejor prueba para entender qué es reforma o concesión es preguntarnos si esa política se replique en todo el país y si queremos que dure para siempre. Esas políticas son las que hay que experimentar en las zonas de desarrollo. Un buen ejemplo de buena zona de reforma son las zonas especiales en China. Cuando la gente se dio cuenta que la inversión extranjera era en beneficio de China, ¿Qué modelo nos recomienda replicar, el chino o el hondureño?

Las zonas permiten experimentar con reformas, sin forzar a nadie para implementarlas y permiten que la ciudadanía tenga libertad de escoger si vive o no en zonas de desarrollo o no.

¿Y cómo hacer que los políticos no compliquen estos intentos, si la inseguridad jurídica está a la orden del día?

De alguna forma pueden ser manejadas por gobiernos locales y otras zonas pueden usar cooperación internacional con gobiernos extranjeros y El Salvador puede tomar la decisión si emplear estas zonas o dar direcciones o invitar a gobiernos y firmas internacionales a participar en las zonas de desarrollo o de reforma.

Un ejemplo: cuando el gobierno chino quería tener aerolíneas más seguras, invitó al instituto de aviación federal de Estados Unidos para hacer reformas y que las aerolíneas sean más seguras.

En este caso, China tiene el control de la cooperación y se benefició de la colaboración del gobierno norteamericano.

¿Qué lecciones podemos tomar del éxito de Shenzhen, en China?

Shenzhen es la más exitosa ciudad en las zonas de desarrollo y su lección es que el gobierno las implementó con opciones para la gente, si fueran forzadas serían controversiales, pero como fueron opcionales han sido exitosas. Esto lo pueden replicar en El Salvador.

Otro ejemplo exitoso es la isla Mauricio que es una zona de intercambio de exportación e importación y no ha sido forzado. La zona de desarrollo no era geográfica, cualquier firma podía participar en libre comercio o exportar e importar con reglas antiguas.

Esto es un concepto flexible que no necesariamente tiene que estar atado a la geografía. Estas empresas pueden optar por las regulaciones que gusten, pero no vender en el mercado local.

¿El Salvador podría pensar en una zona que no sea geográfica sino de regulaciones flexibles?

Es correcto. Para asuntos como la vivienda o una ciudad para hacer viviendas accesibles, hace sentido tener un marco geográfico, pero para reformas comerciales no hace sentido y se puede aplicar zonas de desarrollo con nuevas reglas, independientes de la geografía, cambios en lo laboral, por ejemplo.

En este proceso, es muy importante que las autoridades y los salvadoreños decidan cuáles reformas quieren implementar, pero deben mantener el control. Algunas personas quisieran dar el control a gente externa, eso no es lo ideal.

Lo que es posible es cooperar con otros gobiernos o firmas internacionales, pero mantener el control para el beneficio de El Salvador como el país.

¿Esto nos ayudaría a evitar debates políticos y reformas constitucionales?

Pueden evitar la controversia y también decisiones de las cuales se arrepientas después por haber perdido el control.

En Honduras se objeta haber cedido soberanía, ¿cómo puede hacer El Salvador para que no se cuestionen las zonas de desarrollo?

La clave es que la gente y las autoridades piensen cuidadosamente en los objetivos de las zonas de desarrollo y después que se diseñen las zonas de desarrollo que estén claramente volcadas a alcanzar esos objetivos.

¿Qué garantías tendría un inversionista para decidirse por un modelo salvadoreño?

Hay que recordar que El Salvador compite con muchos países por atraer inversiones y empleos, entonces, el tipo de ofertas que haga a empresas internacionales debe ser atractiva, por ejemplo, en una zona industrial grande, El Salvador podría tener nueva policía para dar servicios policíacos que aseguren a las empresas que no habrá crimen, eso sería una forma de hacerlo atractivo para las inversiones.

Una mala forma de hacer zonas de desarrollo puede ser traer firmas internacionales y dejar que contaminen sin control posterior del gobierno de El Salvador.

La clave es encontrar oportunidades ganar – ganar, en donde El Salvador asegure que no habrá crimen, que habrá menores costos de electricidad o transporte público, que lo que la gente quiere es lo que los inversionistas quieren.

¿Cómo garantizar que estas zonas sean desmanteladas por la elección de otros gobiernos?

Una forma de hacer esto para evitar que los cambios políticos tengan impacto en las zonas de desarrollo es buscar la cooperación con otros países, por ejemplo, si se trata de una zona de servicios policíacos, se puede buscar a Canadá o Inglaterra que apoyarían en crear estos sistemas o en temas de infraestructura, su diseño y que sean firmas privadas las que provean agua, electricidad, etc., bajo un tratado, aunque las leyes locales mantengan el control.

¿Es recomendable adoptar el derecho anglosajón para dirimir litigios comerciales y penales dentro de las zonas de desarrollo?

Los detalles son complejos, pero deben copiar los casos más exitosos en el mundo y aprender de los errores.

¿Entonces debemos imitar a Hong Kong?

Claro. También pueden copiar a la isla Mauricio que usa las cortes supremas inglesas para los casos. Como medida de independencia y credibilidad judicial, la corte inglesa es menos riesgosa que los arbitrajes que funcionan en los sistemas habituales.

¿Realmente estos modelos son los que le convienen al país para volver a crecer?

Para muchos países, las zonas de desarrollo o chárter son formas de buscar soluciones ganar – ganar que ayudan a todos y atraen negocios y gobiernos internacionales.

Cada país es diferente y los salvadoreños deben preguntarse de qué nos vamos a beneficiar de las zonas especiales y cuál es la mejor alternativa de estas zonas de desarrollo a tomar. Es una buena opción para los gobiernos para experimentar reformas sin hacer tanto daño y si tienen éxito, continuar, lo que es importante es no persistir haciendo las mismas cosas que no benefician.