Costa Rica está en el ojo del huracán de los inversionistas en Centroamérica. El cese de operaciones de la planta de Intel se tradujo en el despido de 1,500 trabajadores, a esos se suman los 1,400 desempleos que generó el cierre de la estadounidense Bank of America que también anunció que daba por terminadas las operaciones de su centros de llamadas de atención a clientes en Costa Rica.
“Son una cantidad de empleos considerables; sin embargo, estamos en ante profesionales capacitados en un mercado que es muy activo”, aseveró el economista tico Alberto Franco.
Mientras que el presidente electo, Luis Guillermo Solís, comentó que sobre las 3,000 personas que han perdido sus empleos en la última semana, que hablará con los bancos a fin de buscar una línea de crédito para quienes deseen montar empresas con la cesantía.
Max Soto, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE), dice que el país tiene que seguir adelante y entender que el hecho de que ambas compañías salieran del país, no implica que éste no sea competitivo. —Agencias