Flujo económico cae 1.4% y prevé recesión

Cifras del BCR a diciembre 2013 y enero 2014 demuestran un estancamiento

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El comercio es fundamental en las cadenas productivas del país porque actúa con dinamizador de los sectores. FOTO EDH / ARCHIVO

Por Juan José Morales negocios@eldiariodehoy.com

2014-03-03 8:00:00

El panorama económico y fiscal para el resto del semestre apunta hacia una posible recesión, ya que el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) cerró diciembre en el 1.4%, acompañado de una caída en un 16 % de las exportaciones y la reducción de 2.8 % de los ingresos tributarios, a enero pasado.

Todas estas cifras, elaboradas por el Banco Central de Reserva (BCR), confirman que el país tiene un lento crecimiento económico (1.9 % del Producto Interno Bruto —PIB—) y que hay un déficit comercial del 15 %, un estimado de $1,300 millones cuando se contrasta el flujo de remesas y la balanza al respecto.

En este sentido los datos del BCR indican que la relación comercial entre el país y el resto de la región es desfavorable: una caída de 16.2 %, es decir, se pasó de exportar $170.9 millones a $143.1 millones de enero a febrero de este año, según varios análisis se relaciona con la tasa cambiaria, los problemas aduanales y la poca competitividad del país.

Según el economista Luis Membreño, este contexto refleja que se está entrando en un proceso recesivo donde, en el mercado internacional la caída de los precios de los commodities es determinante, mientras que a nivel interno el consumo depende en exceso del flujo de remesas ($3,985 millones a diciembre 2013). “Los precios no van a cambiar de inmediato porque hay incertidumbre por el largo período electoral y los consumidores tienen prudencia con los gastos, sobre todo porque muchos ingresos se están destinando para pagar mora a intereses de créditos de corto y mediano plazo”, analizó.

Paralelo a esta situación de precios, donde la manufactura cayó en 0.7 % y electricidad 4.4%, el sector fiscal ya experimenta los efectos de la depreciación económica donde la caída de ingresos contrasta con el crecimiento del 5.6 % de la deuda pública.

Solo en enero la deuda se elevó $162.2 millones, más $245 millones en contratación de Letras de Tesorería (Letes) como una forma de “redistribución” de deuda, sín tomar en cuenta los intereses.

Ante esto el economista de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Rigoberto Monge, no solo recordó que la menor demanda de productos industriales del país demuestra una clara pérdida de mercados, sino que también las Letes pueden distorsionar las tasas de interés interno, con la posterior pérdida de la adquisición de crédito.

“La situación fiscal se mantiene en un permanente deterioro. Falta la liquidez en el Estado y, aunque los ingresos sean elevados, esto no se traduce en mejoras para los salvadoreños”, destacó Monge.

En la medida que el IVAE muestre poca actividad económica, los ingresos fiscales se mantendrán reducidos, abriendo la posibilidad de crear nuevos impuestos y manteniendo los Letes como la única respuesta para “prolongar”, según Monge, el endeudamiento.

Si la recesión se presenta, después de tres trimestres donde el PIB no logra recuperación, el efecto desencadenará no solo un impacto directo en la producción de bienes y servicios; también reducirá la capacidad adquisitiva de los salvadoreños , el empleo y la inversión, directa e indirecta.

“Hace menos de un año el IVAE de la mayoría de sectores era estable, cambiaba poco, se mantenía en relativa estabilidad. Hoy vemos la balanza comercial con cierta desproporción y nulas capacidades de respuesta”, indicó Membreño.

Las salidas ante esta situación, que tendrían que iniciar con el próximo gobierno, implican medidas de recorte de gastos, focalización y racionalización de subsidios, pero con especial énfasis, en frenar la contratación de deuda y emisión de Letes.

Otra alternativa consiste en volver a tocar la puerta del Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar un segundo acuerdo precautorio, para lograr respaldo y control en el tema de la deuda y el déficit fiscal, que según estimados preliminares puede subir hasta el 4% del PIB.

No obstante, la gran interrogante es como el nuevo gobierno logrará financiar sus proyectos, tomando en cuenta que también la mora previsional es otro factor que estresa aun más las cuentas estatales, que no encuentran en la inversión privada un agente dinamizador por la poca atracción de capitales.