Puerto La Unión o la historia de un millonario fracaso

b El puerto inaugurado en 2009 todavía no ha sido concesionado. Muchos perdieron inversión

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Recuerdos sobre el "boom" inmobiliario que se vivió hace unos siete años cuando estaba en construcción el Puerto La Unión. Foto EDH / Insy Mendoza

Por Insy Mendoza negocios@eldiariodehoy.com

2014-03-08 9:00:00

Varios empresarios unionenses, así como otros que residen en el exterior, realizaron grandes inversiones en bienes e inmuebles cuando se empezó a construir el puerto de La Unión, todos atraídos con la oferta del gran desarrollo de una “ciudad puerto” en la que se iba a requerir de apartamentos, bodegas para recintos fiscales, construcciones de grandes hoteles y restaurantes.

A la fecha, algunos de ellos fueron embargados, arrastran deudas y vieron como el fracaso gubernamental por concesionar y poner a operar a toda capacidad la terminal portuaria, es algo que sigue en incertidumbre.

Y es que a la mitad de la década anterior los precios de los lotes y viviendas incrementaron significativamente. Algunos terrenos subieron su precio hasta en 10 veces, recuerdan empresarios. Algunos que tenían sus ahorros y otros que sacaron préstamos bancarios decidieron invertir considerando que el funcionamiento del puerto sería un gran éxito para la región del país.

Después de más de 40 años de residir en EE. UU., el empresario Adán Álvarez decidió regresar en 2008 a su pueblo natal, La Unión, a invertir, porque aquí se iba a requerir de los “servicios de importaciones y exportaciones, todo lo relacionado a carga aérea y marítima”, que precisamente era el negocio que él tenía en el exterior.

A inicios de 2009 fue inaugurado el puerto, y la familia Álvarez decidió regresar para instalar su empresa porque el puerto sería una oportunidad para los inversionistas. Esa fue la idea que algunos funcionarios le vendieron a varios compatriotas en EE. UU.

Ese mismo año compró camiones y montacargas, construyó una oficina en San Salvador para trabajar con carga marítima y aérea, y compró un terreno para construir una bodega para recinto fiscal.

“La inversión que hice sobrepasó el millón de dólares, pero ya en el 2010 entró la desesperación porque el puerto ya era un elefante blanco y notamos que el presidente Mauricio Funes nos había mentido al decir en la inauguración del puerto que ingresarían buena cantidad de barcos”, dice Álvarez

Ese mismo año cerraron la oficina, vendió los camiones, y se quedaron con el negocio de los bienes e inmuebles, que al inicio fue un éxito; la venta de casas y terrenos, sobre todo con residentes en el exterior, pero a partir de 2011 las ventas cayeron, dice Adán Álvarez. “En 70 % se vinieron abajo las ventas de terrenos en los alrededores del puerto, así como las viviendas. Los clientes que al inicio tenían la idea de comprar una casa con la idea de arrendarla para oficinas, ya no lo hicieron por el mismo motivo que vieron en el puerto un fracaso”.

En una publicación de marzo 2010, el presidente de la Cámara Salvadoreña de Bienes Raíces, Marco Tulio Salazar, dijo que en La Unión “se especuló mucho con la construcción del puerto”.

Al respecto, Rodolfo Macay, presidente de la Cámara de Comercio filial La Unión, dice que ahora apuestan por sobrevivir con ideas nuevas como empresarios y no estar esperanzados al puerto, porque es un fracaso, porque los unionenses son los menos beneficiados. Para el caso, el empresario dice que la mayoría de los empleados del Puerto procede de San Salvador.

“Hubo un boom -dice Macay- al plantearse un puerto modelo a nivel de Centroamérica y a raíz de eso muchos invirtieron, surgieron nuevos proyectos privados de vivienda, pero todo ha quedado en pérdidas”.

Macay junto a su familia construyeron un edificio de tres niveles para el arrendamiento de oficinas administrativas. Varias empresas que llegaron de San Miguel ya se retiraron. “Vinieron a instalarse empresas que prestaban servicios de mantenimiento e instalación de aire acondicionado, casas de préstamos, generación de energía eléctrica, agencias de viaje, fueron como seis empresas que vinieron en la época de apertura del puerto, y cerraron porque no fueron autosostenibles”.

Hay otros proyectos de vivienda que quedaron varados porque la economía se estancó y la gente ahora no tiene la facilidad de adquirir su propia vivienda. Y nada tenía que ver los precios en su momento, dice el constructor Raúl Castro, ya que eran para ejecutivos de las empresas que se instalarían en la zona extra portuaria o para residentes en el extranjero.