Desde mayo de 2011, cuando se cambió la estrategia de subsidiar el gas propano, entregándoselo directamente a los salvadoreños, muchos negocios que comercializaban el producto cerraron sus puertas por la falta de rentabilidad en la venta de los cilindros.
De acuerdo con Mauricio Medrano, presidente de la Unión de Distribuidores de Gas, Udigas, todavia en el 2011 se contabilizaban 350 distribuidoras de gas, hoy solamente se han quedado unas 150 intentando que el negocio les genere una fuente de ingreso.
“La ganancia es pésima”, según lo señala Medrano, quien además argumenta que de un estimado de $0.84 por tambo que “podría ser la ganancia” de los comerciantes, esto tiene que dividirse entre gastos como el pago a cuenta e IVA que pagan los negocios formales, pago de empleados, gasto de combustible, seguro de comercialización en algunos casos, desgaste de los vehiculos y además el costo de pagarle a los pandilleros las extorsiones, por lo que señala que “salen perdiendo con la venta de este producto”.
Según lo indica el representante de Udigas, no sólo las distribuidoras han salido perdiendo, sino que también se ha afectado a pequeñas tiendas que por $0.25 de ganancia, dejaron de abastecerse del producto y además la pérdida de empleos en los centros de distribución que cerraron.
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