ASI dice incentivos energéticos son clave en la industria

Aunque a nivel regional el país no tiene los costos más caros de energía, a largo plazo determina los planes de inversión y expansión

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Un costo adecuado del suministro eléctrico permitirá que las industrias puedan diversificar sus inversiones y colocar en el mercado una mayor producción de bienes y servicios. foto edh / archivo

Por Juan José Morales negocios@eldiariodehoy.com

2013-07-23 9:00:00

Aunque El Salvador no es el país con los costos energéticos oficiales más altos de Centroamérica, las interrupciones del suministro eléctrico y la falta de incentivos relacionados con la producción del sector industrial reducen la capacidad de expansión de las empresas y se han convertido en una condicionante para nuevas empresas que desean iniciar operaciones en el país.

En contraste, el gobierno eroga casi $80 millones anuales en subsidios energéticos, monto que no está ligado a un mecanismo de estímulos según productividad y generación de empleos, a consideración de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI).

Para entender este contexto hay que subrayar que con la matriz energética actual; con altos precios del petróleo que determinan la generación del 55 % del recurso eléctrico a través de formas térmicas, el precio promedio trimestral del servicio (más otros costos asociados) han hecho que la tarifa haya aumentado desde 2005 en $0.15 kWh para el sector, indican los registros históricos del Consejo Nacional de Energía (CNE).

Todo esto desencadena un problema de costos que se traduce en una disminución significativa en el margen de utilidades de las industrias y una clara perdida de competitividad en el escenario regional, según Juan Ceavega, gerente de energía de la ASI.

“Hoy el costo de la energía ocupa los primeros lugares en la escala de gastos de las empresas, no porque se pague más, sino porque los países del Istmo tienen más incentivos y por lo tanto producir ahí puede ser hasta 20 % más barato”, reconoció.

Así, hay realidades que destacar en países como Costa Rica, donde hay una mayor regulación estatal a través del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) o en Honduras y Guatemala donde se han creado ‘bonos’ a la eficiencia en el consumo de la industria.

Estos ejemplos son, para Ceavega, la apuesta de los países por ‘compensar’ las variaciones tarifarias y para darle a los respectivos grupos industriales mecanismos racionalizados, que no necesariamente son subsidios.

” Lo que gasta el gobierno en generalizar subvenciones puede distribuirse según metas reales de producción. Eso es más factible que congelar tarifas”, añadió.

Otro modelo que puede imitarse es también hacer que las empresas se conecten a líneas de alta tensión como el caso de Panamá y Costa Rica.

Hay que recordar que “congelar tarifas” implicó que el gobierno absorbiera el aumento de manera generalizada durante 2007 y 2008. Esto causó problemas de flujo porque subsidiar de esa forma costó $200 millones al Estado, según estadísticas de la empresa energética Cenérgica, que maneja la planta Nejapa Power.

En este sentido, una parte de la receta para estabilizar precios es contratar por medio de licitaciones de corto, mediano y largo plazo el 100% de la demanda energética nacional.

También, la ASI sugiere apostarle a diversificar la matriz energética ya que el modelo vigente en el país determina los precios de la energía eléctrica por los costos de producción (donde el costo del crudo es vital), red de transmisión y otros rubros relacionados, agregó Ceavega.

“Si se visualiza este tema con interés nacional se puede concluir que liberar un megavatio (MW) no sobrepasa los $400 mil para hacerlo, mientras que generarlo asciende a $2 millones”, matizó.

La demanda energética nacional, en horas pico, asciende a 990 MW, por lo que, según Cenérgica, se puede concluir que ahorrar permitirá que los costos bajen.

Enfoque de procesos

Cuando en el país sucede un corte el servicio de energía, la actividad productiva nacional se estanca y las cadenas de elaboración de manufacturas, alimentos, textiles y otros productos se cortan y deterioran, según la ASI.

En este punto, a nivel centroamericano El Salvador es el segundo mercado eléctrico con mayores niveles de fluctuación, perdidas de voltaje y ceses en el suministro, afirmó Ceavega.

“La industria es procesos y por lo tanto cuando la energía eléctrica se interrumpe hay casos donde se pierden materias primas, se pagan horas extra y se deben de cambiar plazos de entrega”, describió.

Otro punto es la saturación de las líneas de transmisión por el bajo crecimiento de la demanda

“Hay proyectos que se paralizarán porque no se tiene una red más solida. Se tiene mapeado el proceso, lo que se debe de hacer pero, ¿de que sirve un Puerto de La Unión cuando allá la energía será más cara? Eso hay que estudiarlo”, puntualizó Ceaveaga.

Por otra parte el gobierno, a través del CNE, asegura que están trabajando con la ASI para definir los incentivos y que en los próximos meses se tendrá lista una política energética ligada los objetivos de la industria, confirmó Luis Reyes, secretario.

“Estamos comenzando a discutir con los industriales los incentivos. Pero esto también se debe de ver con el Ministerio de Economía para que la política esté más integrada a los temas comerciales y de exportaciones”, acotó el funcionario.

Una iniciativa que Reyes explicó es que en las empresas industriales que están instalando sistemas fotovoltaicos están recibiendo, tanto del CNE como la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget), asesoría para conectarse a la red de las distribuidoras y así alimentar tanto a las organizaciones como a la demanda local.

“Crear incentivos es posible en la medida que estén ligados al tema energético. Se ha avanzado e identificado acciones dentro de la política energética global que pueden aterrizarse con el trabajo conjunto de los industriales”, detalló el funcionario.

Por último, la ASI recordó que se puede relacionar el consumo energético residencial con los enfoques industriales, rediseñando el subsidio a consumidores de entre 100 y 200 MW/hora y aprovechando el ahorro del recurso financiero con políticas de entrega de focos ahorradores en familias que consumen hasta 99 Kilovatios.