La masacre de nueve personas registrada el 30 de marzo de 2015 en un parqueo de furgones en Quezaltepeque, La Libertad, se derivó del robo de 26 kilogramos de cocaína entre dos organizaciones criminales.
En la matanza murieron cuatro personas que no tenían nada que ver con el asunto, pero que habían llegado a comprar respuestos para camiones y furgones. Éstas víctimas era un matrimonio y dos jóvenes. Hubo dos sobrevivientes que también eran clientes del establecimiento.
Esta mañana se instaló el juicio contra siete personas acusadas de haber asesinado a las nueve personas y de lesionar a otras dos, quienes sobrevivieron a la masacre.
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El predio se localiza en el kilómetro 25 de la carretera Quezaltepeque y desvío a San Juan Opico, La Libertad.
En la audiencia realizada por el Tribunal Antimafia de Sentencia de San Salvador, los fiscales del caso le relataron a la jueza que Ramón Alfredo Alemán Osorio, dueño del predio donde se registró la masacre, traficaba con drogas, pero no quería compartir ganancias con sus socios de la banda delincuencial autodenominada de “El Choco”.
Los integrantes de esta banda decidieron asesinar Alemán Osorio, a su hermano y a varios de sus empleados. Estos individuos se reunieron en tres oportunidades para planificar la muerte de Alemán Osorio porque éste último hacía negocios de drogas con otra organización de Ahuachapán y no con ellos.
Los fiscales explicaron que los delincuentes tenían planeado asesinar a cinco personas, pero al llegar hallaron a varios clientes que compraban respuestos para furgones y camiones. Éstas personas también las obligaron a entrar a las oficinas y a una galera donde las asesinaron. Al sitio llegaron once individuos armados, pero por el momento solo siete están siendo juzgados. Hay uno que murió posteriormente y tres más prófugos.
Fiscalía acusa a sospechosos de masacre en Quezaltepeque
Nueve personas fueron asesinadas en el hecho perpetrado el 30 de marzo del 2015
Los individuos al mando de Juan José Hércules Urbina, uno de los acusados, llegaron con la intención de robar un cargamento de droga. A una de las víctimas le cortaron la oreja para que les dijera adonde estaba la droga, según la Fiscalía.
Luego de una búsqueda en todo el predio, los individuos encontraron 26 kilos de cocaína en una galera.
Después de asesinar a acribillar a balazos a once personas, dos de los cuales sobrevivieron a la matanza, pero resultaron heridas; uno de los imputados Juan José Hércules Urbina, ordenó a varios de los delincuentes a mojar papel con la sangre de las víctimas para que después escribieran dos “Z” en las paredes de las oficinas. Lo anterior para hacer creer a las autoridades policiales de que los responsables de la masacre eran integrantes de “Los Zetas” de México, según los fiscales.
Agregaron que el cargamento de cocaína robado en el predio de la masacre fue vendido a 12 mil dólares por kilo. Ese dinero sirvió para pagarles 10 mil, seis mil y cuatro mil dólares a los delincuentes que participaron en la matanza, dependiendo de las funciones que desempeñaron ese día.
El juicio continuará mañana con las declaraciones de testigos.
También hay otros seis acusados de haber participado en nueve robos de furgones, pero que pertenecen a la misma organización criminal responsable de la masacre, según la Fiscalía.