Los guardianes de las estaciones del Vía Crucis

Algunos feligreses católicos, con mucha fe y por tradición familiar, han participado durante varios años en la preparación de las estaciones de la procesión del Viernes Santo que se dan en esta capital.

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Por Violeta Rivas

2018-03-22 7:07:49

Ellos son los herederos de la tradición de adornar cada una de las estaciones de la Calle de la Amargura, en el centro de la capital, durante la Cuaresma y Viernes Santo.

Devoción a Jesucristo


Jorge Juárez junto a su esposa llega cada viernes de la cuaresma para decorar la quinta estación del Vía Crucis. “El solo hecho de levantarnos temprano cada viernes para buscar las flores para el Señor nos llena de esperanza, fe, consuelo y fortaleza”, dice Juárez. Son ya tres años de decorarla para esperar el paso de Jesucristo.

Tradición de familia


“Son ya 46 años de decorar la estación número seis del Vía Crucis”, cuenta Esperanza Moreno de Peña. Ahora ella llega sola a preparar el altar de la estación; en años anteriores llegaba con su esposo y su hijo, cada viernes de la Cuaresma, a decorar el alta como parte de la tradición familiar.

Rosas para el señor


Estela Rivas de Cuéllar y José Arturo Cuéllar tienen a su cargo la octava estación desde 2001. Los encargados anteriores fallecieron en el terremoto de ese año. Ellos decoran con rosas, las que obsequian después del paso de la procesión, “los siete viernes estamos preparados con las rosas para agradar al Señor”, dijo José.

Devoto del Nazareno


“Todo comenzó por la devoción que siento por el Nazareno. Mi tradición inició como cargador de la imagen, luego me dieron la oportunidad de tener esta estación y ya llevo cuatro años poniéndola”, dijo Luis Beltrán, de 38 años quien llega cada viernes a colocar las flores en la onceava estación y luego espera el paso de la procesión.

30 años de fe y amistad

Gloria Peñate, junto a una amiga, inició con mucha devoción la tradición de decorar la novena estación , una herencia que ha seguido durante 30 años. La familia Peñate Romero y la familia Iglesias se unen para engalanarla y esperar el paso del Señor. “Esta es una bendición y un gran amor al servicio de Dios, es comprometerse”, dijo la feligrés.Guardianes por 60 años

“La mamá de mi suegra comenzó con la tradición. Luego vino mi suegra, que ya falleció. Ahora somos mi esposa y yo los que la arreglamos cada viernes de la Cuaresma”, comentó Ulises Ayala, quien cuenta que son alrededor de 60 años los que tiene su familia de ser los guardianes de la doceava estación en la Calle de la Amargura, en la capital.

Una herencia de 15 años


La décima estación es la herencia que tiene Sara de Guerra, desde hace 15 años, de parte de una vecina, quien ya falleció. Ahora Corina Guerra de Chávez , hija de Sara, cuenta que cada viernes de la Cuaresma llega con su familia para decorar la estación y el Viernes Santo colocan un lienzo especial pintado por su esposo.

Herencia de generaciones


Marta Victoria Quintanilla heredó la séptima estación en la Calle de la Amargura, de su madre; quien también la recibió como herencia. Marta cuenta que recuerda que desde pequeña llegaba con sus hermanas y su mamá para decorar la estación, y ahora llega con su hija, Natalia, quien heredará esta tradición familiar.

Misioneros al servicio


La organización Misioneros de Jesús y María tiene 23 años de existencia, de los cuales llevan ya más de 15 años de decorar diferentes estaciones en la Calle de la Amargura, en San Salvador. Este año, al misionero Efraín Padilla (camisa blanca) le tocó las décimo tercera estación, la cual decoran los miembros de la organización con mucha devoción.

Ocho años de devoción

La décimo cuarta estación de la Calle de la Amargura, en San Salvador, está a cargo de Berta Silva y Sonia Coca, madre e hija, que desde hace ocho años son las guardianas de la estación. “Nosotras desde un mes antes comenzamos a preparar todos los implementos que vamos a traer para decorar la estación”, explicó Sonia Coca.