El ciudadano alemán cuyo trabajo grita su amor por El Salvador

Llegó a El Salvador en 1992, al inicio su trabajo se enfocó en la atención de ancianos de la zona norte de Morazán, hoy lidera toda una serie de proyectos para jóvenes.

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El alemán Rudy Reitinger es el extranjero altruista en Morazán.

Por Enrique Carranza

2018-03-15 9:28:47

MORAZÁN. Ayudar a los ancianos desprotegidos en la zona norte del departamento de Morazán, tras la finalización del conflicto armado de El Salvador, motivó al profesor alemán Rudi Reitinger a quedarse en el país.

Rudi, de 68 años, llegó a El Salvador enviado por una agencia católica alemana en 1992, y hasta hoy promueve una serie de proyectos comunitarios en Morazán.

“El objetivo en aquel momento era ayudar a los ancianos y los profesores … populares. En ese tiempo, ya con la firma de los Acuerdo de Paz, la mayoría de agencias de cooperación internacionales se iban de El Salvador y estas personas aún necesitaban ayuda”, comenta Rudi.

Así, en 1995, ayudó en la instalación de un centro de ancianos, en el asentamiento Los Quebrachos.

En los años posteriores apoyó la construcción de otros dos centros de ancianos; uno en Hato (abierto en 2001) y otro en San Luis. Los tres centro están ubicados en la Comunidad Segundo Montes, municipio de Meanguera.

Fotos EDH: Josué Parada

Alimentación adecuada, atención médica, vestimenta y recreación son algunas de los aspectos atendidos en ese lugar.

La Comunidad Segundo Montes fue fundada entre 1989 y 1990, cuando salvadoreños exiliados en Colomoncagua, Honduras, por el conflicto armado, regresaron a El Salvador y se instalaron la zona norte de Morazán.

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“En Alemania daba clases en diferentes niveles académicos, luego me jubilé y me vine a El Salvador. Este trabajo me gusta, en realidad no es trabajo para mi, ayudo a los demás”, comenta Rudi, quien es de muy pocas palabras en asuntos personales.

Luego, nació la idea de apoyar a jóvenes, y en 2001 Rudi y la comunidad comienzan la edificación del Centro Juvenil “Los Quebrachos”, ese fue abierto el siguiente año.

Ese espacio se encuentra instalado en un edificio con rasgos arquitectónicos alemanes, el cual fue construido por la comunidad.

El impacto del centro juvenil es grande en la zona y llega hasta los poblados vecinos de la comunidad Segundo Montes. Uno de sus proyectos centrales es el Programa de becas por medio del cual decenas de estudiantes de diferentes cantones y caseríos cursan tercer ciclo, bachillerato y carreras universitarias.

“Quienes optan por las becas deben ser jóvenes líderes en sus comunidades, capaces de orientar y motivar al resto; las notas son importantes; también deben de provenir de familias de escasos recursos”, explica Giovanni González, colaborador del programa de becas.

Añade que al tener empleo los becarios deben regresar el 10 por ciento de lo invertido en su formación, ese fondo que resulta simbólico sirve para que alguien más inicie sus estudios.

Además, en ese lugar son impartidos talleres vocacionales enfocados al emprendedurismo; cursos de inglés, computación y mecanografía; cuenta con amplia biblioteca; diversos laboratorios de refuerzos académicos; gimnasio, entre otros beneficios.

“En Alemania tengo mala reputación, algunos amigos piensan que solo a pedir llego, no me da pena, es para los muchachos, si fuera para mi sí”, dice Rudi, entre risas.

A la vez comenta que quienes cooperan con el proyecto no son grandes organizaciones, si no amigos.

La gestión de Rudi, junto con representantes de las comunidades, también ha permitido mejores condiciones educativas en la zona logrando construir más de 20 aulas, laboratorios y talleres en el Instituto Nacional Segundo Montes.

También hay un comedor estudiantil, en el cual cada día un promedio de 250 jóvenes almuerzan.

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Los pobladores sólo saben que pertenecen al departamento de La Paz, pero no tienen definido a qué municipio. Los políticos tratan de manipular a los habitantes para tener sus votos en los tiempos de elecciones.

Al trabajo de Rudi, se suman dos casas estudiantiles, en ellas viven los alumnos que por la distancia o costo de traslado no pueden viajar todos los días a su casa; también construyó un centro médico comunitario, el cual fue donado al gobierno; y una casa para atención materno infantil.

“Los jóvenes de este lugar son mi familia. Por hoy existe el compromiso con la comunidad de ampliar el proyecto y mejorarlo”, concluye Rudi.

A la iniciativa se ha sumado Marco Thomas, otro ciudadano.

Fotos EDH: Josué Parada