En la 8va avenida norte, No 206 del centro de San Salvador, cerca del ex cuartel, está Manuel Cruz; él tiene 67 años y ha dedicado parte de su vida a la fabricación de guitarras.
Más que un oficio, es su pasión y sus manos son un claro ejemplo del desgaste que día a día sufren a causa de la manipulación de madera, pega y sierras que debe de utilizar durante ocho horas para construir los instrumentos.
Manuel explica que primero inició a laborar en la agricultura, tiempo después comenzó su emprendimiento construyendo muebles y juegos de ajedrez en donde era el cine Universal, posteriormente se aventuró a fabricar guitarras para clientes los cuales se la pedían por encargo.
“Fabricando muebles se ganaba bien poco, y un día alguien me dijo si le podía hacer una guitarra y se las hacía a lo que sabía, no tenía tanta herramienta”, expresó Manuel.
Manuel trabaja en su taller elaborando guitarras desde muy tempranas horas de la mañana
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Fue hasta en 1990 que después de vivir en San Marcos, Manuel se trasladó a donde se encuentra su actual negocio, en el urbanismo del centro de San Salvador, con la frente en alto y mucho entusiasmo por delante, ya con muchas más herramientas las cuales le facilitaban la elaboración de más guitarras y así dedicarse de lleno a la venta de éstas.
Primero empezó a trabajar él solo, se pasaba el día construyendo los instrumentos mientras aspiraba los residuos que volaban en al aire cuando la madera hace contacto con las sierras. Tiempo después, su hijo le comenzó a ayudar al ver que el negocio de su padre era importante para él.
Los detalles de cada guitarra son muy importantes para la satisfacción del cliente
Más adelante, al ver que necesitaba mucha más ayuda para que su negocio prosperara, Manuel contrató a una persona adicional para que la fabricación de guitarras fuera mucho mayor y rindiera frutos. Fue así como la aventura inició, ya dedicándose en totalidad a la elaboración de estos instrumentos musicales.
Mientras Manuel explica poco a poco cómo se hace una guitarra, hace ademanes con sus manos y su sonrisa que es característica de él, no desaparece jamás.
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Se pueden encontrar diferentes estilos de guitarras según el gusto del cliente.
A pocos metros donde está Manuel, se encuentra un trabajador quien es el encargado de cortar la madera que servirá para el mástil y el clavijero, es decir la parte larga de la guitarra que lleva las cuerdas y los trastes, ésta termina hasta el cuerpo.
Entonces, cuando las partes del instrumento se encuentran listas, se procede a juntarlas y pegarlas; éstas se dejan colgadas para que se sequen bajo la luz del sol. Cuando ya la guitarra está seca y armada, Cruz comienza a darle los retoques finales, los cuales consisten en colocarle las clavijas, las cuerdas y el puente.
El color de la guitarra depende de cómo lo haya escogido previamente el cliente ya que si el comprador pidió un color determinado, como rojo o azul, se le aplica y se barniza para que la pintura no se despegue de su sitio y dure mucho tiempo.
Asimismo, las guitarras de don Manuel son vendidas en varias partes del país, diferentes vendedores se acercan a su negocio buscándolas y las compran para distribuirlas en otros lugares tales como Suchitoto u otras partes del centro histórico.
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Los costos de las guitarras varían dependiendo su tamaño y si es personalizada,”los precios van desde $60, $100 y hasta $150, todo depende del cliente” detalló Manuel alegremente.
A medida que Manuel sigue hablando de los precios de las guitarras, procede a hacer una demostración con una de ellas ya que además de construir, también puede tocar y cantar, es una de sus facultades que posee; sus canciones preferidas para tocar, según él, son las rancheras.
No cabe duda que la venta de guitarras es la forma de vivir de este emprendedor, él espera poder seguir haciendo esto por muchos años más para que las personas compren sus productos y lo disfruten.
Los horarios de atención de su negocio son de 7:00am a 6:00pm