El Salvador necesita más mujeres ingenieras y programadoras

Desde el año 2006 cada vez son más los salvadoreños que se inscriben en las carreras tecnológicas, como ingenierías y técnicos. Pero la brecha aún es muy amplia entre los estudiantes hombres y mujeres que escogen una carrera del área de Tecnología.

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El estatus y las oportunidades laborales influye al momento de escoger una carrera.

Por Xenia González Oliva

2017-07-01 7:00:10

“Vos podés ser ingeniera, vos podés ser astronauta si quisieras”, fue lo que medio en broma, medio en serio, le decían sus amigos a Wendy cuando ella aún no estaba completamente segura de lo que quería estudiar.

Sin saberlo, en ese momento seis años atrás, le dieron una frase que le ayudó a cambiar el panorama de su futuro.

Wendy Criollo, de 25 años, estaba terminando en ese entonces su bachillerato en contabilidad. Había desarrollado un amor por las matemáticas gracias a un profesor que supo transmitir su pasión por los números con sus clases.

El plan de Wendy era retomar esa pasión y estudiar una licenciatura en matemáticas para luego convertirse en profesora, mientras usaba lo aprendido en su bachillerato para poder costear los estudios. Sin embargo, las palabras de aliento de sus compañeros la llevaron a escoger una carrera que implicaba un mayor desafío para ella, la Ingeniería en Sistemas Informáticos de la Universidad de El Salvador.

 

El desafío no solo se debía porque ella no contaba con una computadora propia y se sumergía a un nuevo mundo, el de la informática, también entraba a un nuevo ambiente compuesto principalmente por hombres.

Wendy en ese momento tomó una decisión que la alejó un poco de la mayoría de estudiantes que ingresaban a la universidad, no escogió una de las carreras más populares; además entró al área de Tecnología, un camino que pocas mujeres escogen respecto a los hombres.

En carreras del área de Tecnología aún son pocas las mujeres que se aventuran a estudiarlas.

En El Salvador, hay cada vez más estudiantes interesados por estudiar las carreras del área de Tecnología, pero el interés o el acceso a estas no ha sido equitativo entre hombres y mujeres. Esta área incluye las ingenierías, como Sistemas, Industrial, Civil y Eléctrica, así como la mayoría de los técnicos.

De todas las áreas de formación, es la de Tecnología donde existe una de las brechas más amplias entre hombres y mujeres.

En el área de Salud existe una diferencia considerable pero a la inversa. Esto se debe al técnico en Enfermería, carrera que también ha crecido en cantidad de estudiantes, sobre todo mujeres.

En nueve años, entre 2006 y 2015, no se ha logrado que aumente de forma significativa la cantidad de mujeres en nuevo ingreso de las carreras del área de Tecnología, en cambio eso sí ocurrió con los hombres.

Un total 4,080 hombres ingresaron en 2006 a esa área y 5,094 en 2015. La cantidad de mujeres que se inscriben a estas carreras pasó de 1,547 estudiantes de nuevo ingreso en 2006 a 1,416 en 2015.

El número de hombres graduados en las áreas de Tecnología también han incrementado, pasando de 1,891 graduados en 2006 a 3,664 en 2015. El aumento de las mujeres ha sido menor. En 2006 hubo 837 que se graduaron de carreras de tecnología y en 2015 hubo 1,232.

Cuando Wendy comenzó su carrera en 2011, la cantidad de mujeres en nuevo ingreso para el área de Tecnología fue de 1,508; mientras que hubo 5,370 hombres que también iniciaban sus estudios.

Una de las situaciones que ocurren en la carrera es que, durante los trabajos de grupo, algunos estudiantes tienden a querer dejar las labores más tediosas a sus compañeras, mientras ellos se ocupan de la programación o el desarrollo. “Hay mujeres que permitimos que los hombres nos aíslen. El área de desarrollo es donde se van más los hombres y a las mujeres les dejan las tareas que les parecen más tediosas, la documentación, las pruebas del software”, explica Wendy.

En el campo laboral la mayoría de los desarrolladores son hombres, aunque en lo personal ella no prefiere el área del desarrollo o la programación, sino que le apasionan los temas de análisis de datos e inteligencia de negocios, ha conocido compañeras que son muy buenas programadoras.

“El límite nada más la mujer se lo pone. Uno va a llegar hasta donde sus aspiraciones lo permitan”.

Para poder estudiar en la universidad, Wendy consiguió un trabajo por hora durante la época navideña justo antes del primer ciclo, lo que ahorró ahí le sirvió para poder mantenerse los primeros meses de clase.

Wendy logró una beca en la UES que le sirvió para pagar todas las separatas y otros materiales de estudio. Pero los fondos no eran suficientes para que ella pudiera comprar su propia computadora y por varios años hizo sus tareas y prácticas en una de las computadoras de la Asociación General de Estudiantes de Ingeniería y Arquitectura (ASEIAS).

Pero Wendy perdió su beca entre el cuarto y el quinto año tras reprobar materias. Para ese entonces, ella no se encontraba a gusto con las materias dedicadas a estar solo frente a una computadora y extrañaba poder interactuar con más personas.

Problemas familiares que la afectaron directamente también influyeron en sus resultados. Wendy volvió a conseguir un trabajo en una fotocopiadora para poder mantenerse y, aunque tuvo momentos de duda sobre si la carrera era realmente para ella, decidió continuar, reponer las materias y volver a recuperar la beca. Así lo hizo.

Los miedos y prejuicios que aún atan a las mujeres

Una de las carreras que muestra la amplia diferencia entre hombres y mujeres en el área de Tecnología es la carrera de ingeniería Mecánica. En nueve años se han graduado 343 hombres y 25 mujeres.

La carrera tecnológica en la que más mujeres hay es el técnico en Computación con 2,377 graduadas, le sigue el técnico en Sistemas con 2,163 graduadas.

La licenciatura en Computación es la tercera con 1,792; seguida de la ingeniería Industrial con 1,579 y la ingeniería en Sistemas con 1,190.

En el mismo período se han graduado 4,165 hombres del técnico en Computación y 4,341 del técnico en sistemas. De licenciatura en Computación 2,141 hombres; ingeniería Industrial con 2,900 graduados e ingeniería en Sistemas con 2,464.

Al hablar sobre por qué aún son menos las mujeres que toman la decisión de estudiar una ingeniería o una carrera de tecnología, Wendy ha sido testigo de que uno de los filtros está en la materia de matemáticas.

“Muchas de mis amigas decidieron estudiar carreras humanísticas solo porque decían que no eran buenas para las matemáticas. Soy de la idea de que la práctica hace al maestro. A mí mis maestros me inspiraron en el área de las matemáticas”.

Wendy dice que logró inspiración en un momento y perdió el miedo a las matemáticas, pero ese mismo miedo se ha vuelto un filtro para que muchas mujeres decidan no estudiar carreras en las que verán esas materias. “No deberían dejarse coartar por un filtro, va a ser complicado, pero al adquirir disciplina se logra alcanzar”.

El apoyo emocional de su familia, como el de su abuelo que la motivaba a continuar y le decía que “ya la veía como una ingeniera”, fue fundamental para que Wendy no se rindiera, incluso cuando tuvo que enfrentar el retraso en su carrera.

Wendy Criollo, egresada de ingeniería en Sistemas, tiene la meta de utilizar la tecnología para promover la educación.

Cuando Luz terminaba su bachillerato, uno de sus ideales era poder estudiar una carrera relacionada a la mecánica automotriz. Siempre le había gustado todo lo relacionado con los vehículos, le parecía emocionante conocer de fondo cómo funcionan y ser capaz de arreglarlos. Pero dentro de su familia existía la idea de que no era adecuado que ella, como mujer, se dedicara a eso.

A sus 27 años, Luz Pacheco de Figueroa ha logrado su sueño y estudia segundo ciclo del Técnico en Automotriz del Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA-FEPADE).

Años atrás, para alegrar a su familia comenzó a trabajar en un banco. El ambiente era agradable, pero esas ganas de tener sus manos dentro de un vehículo continuaban.

Los últimos dos años Luz dejó de trabajar para cuidar a sus tres hijas, ahora de 9, 6 y 2 años.

El esposo de Luz, quien también trabaja en un banco, fue quien la apoyó en su decisión de volver a perseguir su sueño. Su madre también decidió ayudarla con el cuido de las niñas, para que ella pudiera volver a estudiar.

“No pude en ese entonces, pero ahora, ya independiente, dije, no, ahora es el momento. Después de tanto tiempo, mi familia ya me dijo ???si te gusta realmente dale, te vamos a apoyar’”, cuenta Luz.

En una clase de martes por la tarde en el ITCA, Luz y Susy Campos Gómez, de 19 años, eran las únicas mujeres en un grupo de unos 20 estudiantes.

El interés de Susy por los autos y su funcionamiento nació al ver a su hermano, quien estudió un Bachillerato Técnico en Mecánica Automotriz. A los 16 años, Susy decidió seguir sus pasos: “Cuando le dije a mi papá que quería agarrar eso me dijo que sí, me iba a apoyar, gracias a Dios porque siempre hay como mucho machismo, pero él siempre me ha apoyado y hasta el día de hoy lo sigue haciendo”.

Aunque contaba con el apoyo de su familia, sus primeros días en el bachillerato fueron difíciles. Ella venía de un colegio mixto y luego se encontró siendo la única mujer en una clase: “Yo lloraba y le decía a mi papá ???¡ya no aguanto, me quiero salir!’”.

Aunque no eran todos, algunos de sus compañeros la hacían sentir de menos, como si no fuera capaz de hacer las mismas tareas y trabajos requeridos en sus clases. Con el tiempo logró acoplarse y terminó con muchos amigos.

Ahora cursa el primer año del técnico en Automotriz.

“Al principio pensé que era un poco más fácil, pero luego vi que todo era diferente, era un poco más de estrategias y técnicas que tenía que usar uno para hacer las cosas. Va paso a paso y no todo se aprende de la noche a la mañana, sino repasando”.

Susy y Luz han avanzado en un área donde las mujeres son minoría. En nueve años, solo 28 mujeres se han graduado del técnico Automotriz, en el mismo período se han graduado 2,419 hombres de esa carrera.

Para Susy, el apoyo de la familia es fundamental para que una joven supere el temor que puede inspirar una carrera del área de la tecnología.

Ella lo ha experimentado y sabe que es posible que otros les impongan la marca de “ella no puede”.

“Es cierto, hay quienes piensan que uno no es capaz, que no tiene la capacidad de poder hacerlo o no tiene la fuerza física necesaria”, agrega Luz.

Pese a las dificultales, haber llegado a donde está ha hecho que los esfuerzos hayan valido la pena: “Estoy feliz de haber tomado esta decisión”. Su próxima meta es comenzar a trabajar y poder estudiar una ingeniería Industrial.

“Nosotros tenemos las mismas herramientas de los hombres. Muchas desisten por intimidación o porque creen que no son capaces”, lamenta Wendy.

Para la la vicerrectora académica de la UCA, Lidia Salamanca, tanto en las escuelas como en el hogar aún persisten dinámicas en las que no se logra estimulas a las jóvenes estudiantes para que sientan interés por el mundo de las ciencias. “Ahí es donde tenemos que hacer una incidencia fuerte. La facultad de ingeniería está pensando en hacer unas actividades con los colegios, escuelas, para estimular esto”, añade.