Una sonrisa se dibuja en el rostro de quienes son consultados sobre cómo encontrar a la familia de monseñor Gregorio Rosa Chávez, es como si ese gesto indicara que pronto serán cómplices de la búsqueda en el municipio de Sociedad, municipio de Morazán, El Salvador.
Parece que en esa zona buena parte de los pobladores son capaces de aportar alguna referencia sobre los familiares o personas cercanas de quien, el próximo 28 de junio, a sus 68 años, será el primer cardenal salvadoreño.
Una señora muy amable, tras el mostrador de una surtida tienda, aporta la primera pista sobre la ubicación de los parientes de Rosa Chávez, “es la esquina opuesta al parque, la casa gris”, detalla, al dar las indicaciones para llegar a la casa de uno de los hermanos del sacerdote.
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Sin embargo, a pesar de ser cierta la información, no se tiene el resultado esperado. El pariente del líder religioso no se encuentra, horas antes había partido hacia San Salvador.
La secretaria de la parroquia local sabe donde vive la prima de Rosa Chávez, es más envía a su colaborador a enseñar la ubicación de la vivienda.
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Adolescencia
En la casa mencionada vive Rosa Emerita Chávez, quien es prima materna del sacerdote Rosa Chávez.
Ella está apurada, debe terminar de preparar varias decenas de panes con pollo que le han encargado, casi se niega a profundizar en la plática.
“Cuando le daban vacaciones en el seminario, siempre llegaba a la casa”, recuerda Rosa Emerita.
Comenta que su madre, cuando sabía que Rosa Chávez iba a llegar, siempre “le tenía listas cuajaditas, totopostes y tostacas (bocadillo elaborado de harina con miel en su interior), pues era su comida favorita”.
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Rosa Emerita hace una pausa, como si buscara más detalles en sus recuerdos, y continúa el relato. “Cuando salió del seminario y llegaba al cantón, ya se sabía, las campanas de la iglesia repicaban anunciando que habría misa, es que no había párroco y cuando él llegaba era el único día donde se oficiaba la misa”, relata.
Otra prima, Nelly del Carmen, quien llegó a la casa de Rosa Emerita para ayudar con la preparación de los panes con pollo, también aporta sobre este momento en la vida del futuro cardenal.
“Cuando (Rosa Chávez) era adolescente jugaba con nosotras, que estábamos pequeñas, fue hace mucho tiempo, no recuerdo sobre los juegos que teníamos”, comenta. Añade que de pequeño Rosa Chávez salía a jugar pelota con otros niños en los que hoy es la plaza central del municipio. “Una tía contaba que él cuando estaba pequeño se subía a la silla y hacía como si predicaba”, dice al hacer memoria.
Rosa Emerita y Nelly del Carmen coinciden y concluyen en la vocación de Rosa Chávez “siempre fue defensor de los pobres”.
Otra persona que conoció a Rosa Chávez durante su niñez y adolescencia es Ramón Arriaza Tobar, antiguo mayordomo de la iglesia local.
“La familia de don Salomé (Mercedes Salomé Rosa padre de monseñor Rosa Chávez) era muy correcta y apartada, si no me equivoco se trasladaron hacia este pueblo (Sociedad) para que los hijos pudieran estudiar”, comenta Ramón, quien es un hombre de 89 años de baja estatura, piel morena y rostro en extremo serio.
Narra también como a Rosa Chávez le gustaba trabajar la carpintería y llegaba a la parroquia para ayudar en el arreglo de las imágenes y las andas de las mismas. “Él (Rosa Chávez) era muy respetuoso. Me decía Ramón cuando sea sacerdote te voy a llevar para que andes conmigo, pero al salir del seminario lo mandaron lejos y no se pudo”, explica en tono resignado Ramón.
La niñez
Para conocer cómo fueron los primeros años de vida de Rosa Chávez, se debe viajar al caserío Las Placitas, cantón El Peñón, jurisdicción de Sociedad.
El caserío Las Placitas se encuentra a 20 minutos del centro de Sociedad, sobre una de tantas colinas de la zona. En este lugar se encuentra la casa donde nació y la “escuelita” donde aprendió el uso del lápiz.
La primera propiedad es habitada por familiares lejanos, la segunda está abandonada. “Lo vestían (Rosa Chávez) de tirantitos, era bien bonito de niño”, relata Laureana Salazar López, de 85 años. Esta mujer también comentó las bondades de la familia del futuro cardenal.
